Un mes después de la clausura de la Exposición Universal de Sevilla, la Isla de la Cartuja sufrió otra gran transformación para acaparar sus nuevos proyectos en aquel final de año 1992, el futuro parque científico y tecnológico y el parque temático, Cartuja El Parque de los Descubrimientos.
Nos trasladamos a aquel 11 de noviembre de 1992, había pasado en aquella fecha varios días desde que se abriera el plazo para demoler o desmontar los edificios de Expo’92 que no iban a continuar en la Isla de la Cartuja, el aspecto de la Isla iba cambiando paulatinamente. Aunque la Cartuja no era todavía en aquella fecha un hervidero de Camiones y excavadoras desmontando pabellones, ya que la actividad de gran parte de los participantes se centraba en el interior de sus inmuebles.
Pasear por la Isla de la Cartuja un mes después de su clausura era como apreciar en vivo la operación de cirugía estética que estaba sufriendo el recinto donde se materializaría meses después los planes de futuro de Cartuja 93. Mientras se cambiaba la estructura del recinto, la entidad gestora del proyecto del parque tecnológico se afanaba en decidir cuáles de los setenta proyectos presentados son dignos de conseguir los más de treinta pabellones a los que optaban, en el Parque Tecnológico.
La Zona que abarcó el Parque Tecnológico, unas 100 hectáreas, fue la que más modificó su aspecto respecto a la imagen que presentó durante la Muestra el recinto de la Cartuja, pues en ella se concentraban la mayoría de los edificios que desaparecieron, desde principios de noviembre de 1992 casi todos los participantes que dirían adiós a la Isla empezaron las labores de desmontaje.
Aunque se veía en las grandes Avenidas de la Expo, camiones de mudanza y trabajadores que trasladaban afanosamente los contenidos y cajas almacenadas en el suelo, no fue tanto como en un principio se pensaba en el desmontaje de lo que fue la Expo’92 ya que los mayores trabajos se estaban produciendo en el interior de los edificios.
Pero aquellos días de noviembre del 92 no pasó desapercibido la operación de cirugía estética que se le estaba practicando a la Isla. paulatinamente, la superficie del recinto iba cambiando para dar paso a un nuevo proyecto: Cartuja 93. El Lago, por ejemplo, ofrecía un aspecto desolador en su necesaria etapa de secado, estado que abandonaría una vez lo limpiaran, antes de que se abriera el Parque temático de los Descubrimientos.
Todo no se desmontó después de la Expo, también se conservaron durante aquellos primeros años después de la Muestra Universal las estructuras textiles que habían dado sombra a los sufridores de las largas colas, en las puertas de Triana e Itálica además de los doce conos de la Avenida de Europa, en los que se instaló el sistema de agua ionizada, se quedaron como homenaje, al igual que la torre multicolor que estaba situada a la entrada del pabellón de la Comunidad Económica Europea.
Muchos pabellones fueron cedidos por los países a la Sociedad Estatal simbólicamente ya que el desmontaje de muchos de ellos suponía un gran coste para algunos países, muchos otros fueron rechazados como el caso del Pabellón de Estados Unidos, un generoso participante que había regalado su pabellón a la Sociedad Estatal. Pero fuentes de Cartuja 93 declararon a la prensa en aquellos días que no afrontarían los gastos que generaría el edificio y el edificio acabó finalmente desmontado.
De los pabellones que se quedaron en la Isla en el comienzo de Cartuja 93 cabe destacar el Pabellón de la Cruz Roja, Cuba, Chile, Finlandia, Austria que fue de los primeros edificios en ser ocupados por la empresa Controlban, Hungría, pabellón de la Santa Sede, Checoslovaquia que también fue de los primeros edificios en ser ocupados, este último por la empresa de Ingeniería Ayesa.
Los participantes de la Avenida de Europa seguirían casi todos después de la Exposición en el proyecto de parque tecnológico, cabe destacar como curiosidad que en aquellos días de cambios se debatía si convertir el Pabellón de Italia en un gran Hotel o un semillero de empresas, Francia incluso iba a albergar en su pabellón la biblioteca gala que finalmente fue desestimado ese proyecto.
También permanecieron en el proyecto del inicio de Cartuja 93 los pabellones de Turquía, Corea del Sur que fue también de los primeros en ser ocupado por una empresa tecnológica desde el principio siendo este un edificio que estaba concebido como de efímero. Otros de los edificios que si eran de carácter permanente también se quedaron en el recinto, Puerto Rico y México.
Plaza de América ya tenía aprobado convertirse en una de las facultades de la Universidad de Sevilla y Plaza de África seguía siendo la sede de la Confederación de Empresarios de Andaluces.
En lo que respecta a empresas privadas, una de las negativas que causó más conmoción fue la de Fujitsu. Los motivos eran varios. En primer lugar, había sido uno de los pabellones de más éxito, con su película tridimensional <<Ecos del Sol>>, la empresa Fujitsu fue de las primeras entidades que tenía carácter permanente, incluso fue de las primeras que se comprometió a participar en Cartuja 93.
Más edificios de pabellones de empresas privadas continuaron en la Isla de la Cartuja después de la Muestra Universal, Siemens, Once y Rank Xerox.
Hoy te hemos acercado un poco la transformación que estaba sufriendo la Isla de la Cartuja un mes después de la clausura de la Expo’92.