Las dos Alemania decidieron compartir en la Expo’92 un mismo pabellón al aceptar la República Democrática Alemana el ofrecimiento presentado por la República Federal Alemana de acoger con los brazos abiertos a sus compatriotas del Este en un único pabellón alemán en la Exposición Universal de Sevilla.
Aunque el proyecto inicial reservaba espacio distinto en el recinto de la Isla de la Cartuja para las dos Alemania, en la RFA consideraron que la Expo’92 debía ser un marco en el que ambas concurrieran unidas, el comisario de la RFA, Hans-Gerd, adelantó aquel día que sus vecinos del Este podrían sumarse al pabellón y que les daban todo el tiempo posible para pensar y decidir este proyecto unido, ya que aquel comienzo de 1990 los habitantes de la RDA habían celebrado sus primeras elecciones libres desde 1932.
El pabellón alemán ocupó un espacio de noventa por cuarenta y cinco metros, casi un campo de futbol y tuvo una altura de veintitrés metros, estuvo situado en la Avenida de Europa, a la altura del Paseo Oeste del recinto y a ambos lados se situaron los pabellones del Reino Unido y de la empresa Siemens.
De un total de doce trabajos, los responsables de la participación alemana eligieron un proyecto de pabellón abierto, cuyos contenidos expositivos se empiecen a ver desde fuera de su amplia entrada.
Los autores del pabellón alemán, obsesionados con la lucha contra el calor de Sevilla, habían previsto parecidas soluciones a las que aplicaba también la organizadora de la Exposición por todo el recinto, agua, sombra y aire que se combinó para reducir todo lo posible las temperaturas.
En palabras del Comisario del pabellón alemán, Hans Gerd, en un principio el pabellón de Alemania se configuró para que permaneciera más allá de la Muestra Universal, incluso en aquel 1990 cuando todo era un proyecto, los responsables del pabellón alemán pensaron que después de la Expo se utilizara para albergar a partir de 1993 el Consulado General o el Instituto Goethe, añadió el comisario alemán que sería una pena derribar el pabellón porque sería una obra de arte y que tendrían que negociarlo con las autoridades españolas, finalmente el pabellón de Alemania se desmontó al finalizar la Exposición.