La Dirección General de Urbanismo de la Junta de Andalucía envió aquel 29 de Agosto de 1986 a los municipios afectados y al comisario general de la Exposición Universal de Sevilla el esquema de ordenación urbana de la Cartuja, con el que se ponían las bases para dotar de legalidad y seguridad jurídica las actuaciones que se iban a realizar en el área de la Cartuja en aquel 1986.
Este esquema, necesario para que se iniciaran las obras de infraestructura de la Expo 92, recogía las necesidades expuestas por la Oficina del Comisario en el Plan General de la Expo que estaba en aquel mes en fase de estudio por el Gobierno de la nación.
El consejero de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, Jaime Montaner, remitió a los ayuntamientos de Sevilla, Camas, San Juan de Aznalfarache, Santiponce y Tomares, así como al comisario de la Expo 92, Manuel Olivencia, el esquema de ordenación urbana de la Cartuja, elaborado por la Dirección General de Urbanismo, que sirvió para preparar los trabajos preparatorios de la Expo.
Este Esquema necesario para el inicio de las obras de infraestructuras de la Exposición Universal, tenía como objetivo el dotar de un planeamiento urbanístico al área de La Cartuja, territorio que correspondía a varios municipios en aquellos años 80, de gran complejidad por la incidencia que en ella tenían varios factores como la obra hidráulica, el régimen de Actur y las infraestructuras de primer nivel como ferrocarriles, carreteras o saneamientos. Asimismo, el esquema de ordenación estableció como uso de la Isla de la Cartuja un gran parque metropolitano que acogería transitoriamente las instalaciones de la Expo.
El Plan General de la Exposición Universal de 1992 que estaba en estudio aquellos meses de 1986 por el Gobierno de la nación, contemplaban un programa de necesidades de actuación en la Cartuja que habían sido asumidas por los redactores de este esquema de ordenación.
Dicho Plan señalaba, entre otras cosas, la superficie del recinto de la Expo –doscientas quince hectáreas-, la desaparición del ramal ferroviario de Plaza de Armas, los tres accesos al recinto –rondas Norte y Sur y Patrocinio-, la potenciación de las márgenes del río, su descontaminación y la desaparición del tapón de Chapina.
También contemplaba que la superficie total edificable recogida en el Plan es de trescientos mil metros cuadrados, de los cuales, ciento cinco mil serian para pabellones permanentes y el resto –ciento noventa y cinco mil metros cuadrados- para pabellones efímeros.