Las antiguas caracolas de la Expo 92 volvieron a recobrar vida aquella jornada del 2 de Agosto del año 1993 con el traslado del personal de la Gerencia Municipal de Urbanismo. El delegado, José Núñez Castain, ocupó aquella jornada el mismo despacho que tuvo Jacinto Pellón, desde donde coordinó el trabajo que se realizó en los cincos departamentos, sitos en los demás módulos.
Trescientas cincuenta y ocho personas formaban el nuevo organigrama de Urbanismo y participaron en lo que el delegado denominó una nueva etapa de la Gerencia, más cualificada, mejor coordinada y eficaz.
Los principales problemas surgieron de la necesidad de refundir los dos organigramas y encontrar un espacio donde ubicar las cuatro oficinas diferentes situadas en aquellos años en Diego de Riaño, la Encarnación y en el Centro de Sevilla, en que se dividían Infraestructuras y la Gerencia, según el delegado, tener competencias tan complejas como las urbanísticas en cuatro oficinas distintas producía una eficacia muy baja.
Un año y medio tardó la Gerencia en unir todos los servicios en los ocho mil metros cuadrados de la Cartuja, el traslado de los enseres de Urbanismo a las caracolas de la Cartuja, es decir la mudanza y la adaptación, supuso un coste de nueve millones de pesetas, según fuentes de la oficina de la Administración.
La Sociedad Estatal de la Expo’92, vendió a Urbanismo ocho mil metros cuadrados por un valor de ciento setenta y cuatro millones de pesetas, lo que supuso un coste aproximado de veintiuna mil de las antiguas pesetas el metro cuadrado, dentro de este precio incluía el bunker informático que la Sociedad Estatal dejó como legado a Urbanismo, desde donde se centralizó una compleja red informática.
La Gerencia realizó un estudio previo a la mudanza, para prevenir problemas, dejando un margen de obras menores de tabiquería, etc.
Entre los enseres más curiosos destacaba el archivo de la Gerencia Municipal de Urbanismo, que ocupaba cerca de tres mil trescientos metros lineales, es decir, casi un kilómetro y medio.
