El pabellón de la Comunidad de Madrid en la Exposición Universal de Sevilla en 1992 reflejó el carácter abierto de la capital y de sus habitantes, gracias a que los propios visitantes del pabellón fueron los protagonistas.
El presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, presentó tal día como hoy en 1991 el proyecto y la maqueta del pabellón que fue realizada por los arquitectos Solans y Briales del Amo, al acto también asistieron el consejero de Educación y Cultura, Jaime Lissavetzky, y el comisario del pabellón madrileño, Manuel Arroyo.
El pabellón de la comunidad madrileña tuvo un presupuesto de 636 millones de pesetas (340 destinados al edificio y 296 a los contenidos), de los cuales 350 fueron aportados por Caja Madrid, incluso durante la presentación del proyecto del pabellón se tenía previsto que una vez finalizada la Muestra Universal el edificio se trasladara al municipio madrileño de Alcobendas, finalmente después de la exposición determinaron no trasladarlo y formó parte durante dos años del parque temático Cartuja, El parque de los Descubrimientos.
La estructura del pabellón estaba formada por un cubo de siete plantas de altura, con las estrellas de la Comunidad arriba. En el interior, dos auditorios, uno de ellos al aire libre.
La principal atracción de este pabellón durante la Expo’92 fue un cortometraje de Pedro Almodóvar, <<Salomé>>, anterior a su primera película y nunca estrenada hasta la exposición.
La estética de la movida, de una ciudad abierta, constituía el eje central de los contenidos.
Un pasillo en forma de U acogió una galería de espejos con imágenes arquetipos de personajes. El pabellón madrileño estuvo situado entre los pabellones de Baleares y Castilla-La Mancha, junto al Lago que agrupó a las comunidades autónomas.
El pabellón estaba edificado en una parcela de 1.200 metros cuadrados, de los que casi 700 estaban cubiertos. El equipo de arquitectos Solans, Briales del Amo y Cía, calificaron al edificio de abierto, alto, emblemático y vacío.