El comisario de la Expo’92 dio a conocer aquella jornada de forma oficial el <<Concurso internacional restringido de ideas sobre la ordenación del recinto de la Exposición Universal y su encuadre en el marco territorial>>. Un total de doce equipos de urbanistas participaron en este certamen, cuyo jurado, fue presidido por el propio comisario y que falló públicamente el 15 de Julio de aquel año 1986.
Además se confirmó aquel día que el Monasterio de la Cartuja se convertiría en el Pabellón Real y que el resto de los pabellones podrían ser efímeros o permanentes, también se decidió aquella jornada que se daría libertad a los pabellones nacionales, al objeto de fomentar la participación del mayor número de naciones y contar con una muestra significativa de la arquitectura universal.
Manuel Olivencia cursó aquel 24 de Marzo, de manera oficial, las invitaciones a los equipos y estudios, previamente seleccionados de acuerdo con sus méritos profesionales y reconocido prestigio mundial, por la comisión tripartita, integrada por la Organizadora de la Expo’92, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla.
La convocatoria oficial indicaba a los concursantes la importancia que la incardinación de un acontecimiento como el de la Expo’92, en una de las ciudades de mayor importancia histórica y artística del mundo, <<auténtico patrimonio de la Humanidad, había de realizarse con un mimo exquisito>>.
En este sentido, y para facilitar la tarea, se dio a los equipos concursantes una información básica sobre Sevilla, la Expo’92 y los marcos de referencia, planos, diapositivas, estudios históricos y los más mínimos detalles técnicos y legales.
A todos los equipos que concurrieron a este certamen se les dio cuatro millones de pesetas. Al primer clasificado se le hizo entrega, además, de una medalla de oro, para el segundo una de plata.
El concurso de ideas que se presentó aquella jornada en 1986 abarcó también los proyectos de un gran parque de treinta hectáreas, diversas áreas de esparcimiento con una superficie total de cuarenta hectáreas, así como un parque de atracciones permanente de trece hectáreas y una serie de instalaciones culturales y deportivas.
Por otra parte, se estableció también en el concurso de ideas, que los participantes debieran señalar el número de entradas al recinto de la Exposición, que no podría ser menor de tres ni mayor de cinco. Igualmente el concurso contempló el tratamiento que se le dio a los márgenes del rio Guadalquivir.