La Exposición Universal de 1992 vivió aquel 26 de Julio una de sus jornadas históricas con la presencia de diecisiete jefes de Estado y de Gobierno latinoamericanos que visitaron la muestra como culminación de la Cumbre celebrada aquellos días en España.
Los mandatarios habían llegado a Sevilla tras la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona’92 y comenzaron su jornada con la izada de banderas en el Pabellón Real, ante el Monasterio de Santa María de las Cuevas y posteriormente firmaron conjuntamente en el libro de Honor de la Expo.
La llegada de sus Majestades los Reyes y los dieciséis mandatarios iberoamericanos a la Isla de la Cartuja estaba prevista desde bien temprano y desde mucho antes estaba formada ante el Monasterio de Santa María de las Cuevas una Sección de la Guardia Real en traje de Gala, así como varias decenas de coraceros del mismo Cuerpo distribuidos a lo largo del camino Real, de igual modo, frente al edificio World Trade Center, soldados de artillería tenían dispuestos los cañones para lanzar las salvas de ordenanza.
Aunque sus Majestades los Reyes, el Presidente del Gobierno Español, Felipe González, y los jefes de Estado Iberoamericanos, no llegaron al mismo tiempo al recinto de la Cartuja, sí hicieron su entrada en la Expo conjuntamente y sin ningún orden establecido.
Pasada las diez y media de la mañana, sonaba una antigua marcha militar a la vez que iniciaba su entrada la comitiva, a cuyo frente figuraba el presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, seguido por todos los participantes en el acontecimiento:
Sus Majestades los Reyes, Don Juan Carlos y Doña Sofía con las infantas y los presidentes de Argentina, Carlos Ménem; México, Carlos Salinas de Gortari; Ecuador, Rodrigo Borja; El Salvador, Alfredo Cristiani; Uruguay, Alberto Cristiani; Guatemala, Jorge Serrano; Costa Rica, Rafael Calderón; Puerto Rico, Rafael Hernández Colón; Bolivia, Jaime Paz Zamora; Nicaragua, Violeta Chamorro; Chile, Patricio Alwy; Honduras, Rafael Callejas; Paraguay, Andrés Rodríguez; Panamá, Guillermo Endara; Brasil, Fernando Collor de Mello y Cuba, Fidel Castro.
El programa oficial de los mandatarios Iberoamericanos en la Expo no permitía un recorrido detallado por la Exposición, por esta razón se eligió el monorraíl como medio de transporte más adecuado para que los presidentes y jefes de Gobierno pudiesen hacerse una idea del recinto de la Cartuja antes de acudir a la Plaza de América y de visitar los pabellones de sus respectivos países.
Los mandatarios esperaron durante unos minutos la llegada del tren monorraíl a la vez que saludaban a los voluntarios del Pabellón de la Cruz Roja, que cantaban en las escalinatas del edificio desde el cual se divisaba a los mandatarios iberoamericanos, una vez realizado el recorrido en tren se dirigieron en ocho microbuses al Pabellón Plaza de América donde tuvo lugar el acto central de su visita en la Exposición.
Una vez terminado el acto, las distintas delegaciones se encaminaron a la visita de sus pabellones respectivos. Excepto los representantes de Chile, México, Cuba y Puerto Rico, Estados que junto a Venezuela, ausente en la Cumbre Iberoamericana, disponían de pabellón propio en el recinto de la Cartuja, la mayoría de los mandatarios no tenían que moverse del Edificio de Plaza de América, en cuyas dos plantas albergaban dieciséis países.