En unos días Sevilla podría perder otro elemento de su Exposición Universal: el mástil de 48 metros ubicado en la Glorieta Olímpica. El Ayuntamiento de Sevilla ha adjudicado su desmontaje y sustitución por otro de acero, siete metros más pequeño que el actual. Se pretende así poner fin a los problemas que el mástil del 92 provocaba, como la rotura de las poleas de izado o que las banderas se enrollen y terminen partiéndose por rachas de viento.
Desde la asociación Legado Expo se ha propuesto al Ayuntamiento dotar al mástil actual de un nuevo sistema de izado y giro de manera que se pueda compaginar su uso con el mantenimiento de un elemento singular que se encuentra catalogado por el propio Ayuntamiento. Otra alternativa podría ser mantener el actual mástil sin uso y colocar uno nuevo en otra entrada de la ciudad, como por ejemplo la Avenida Expo’92, junto a Torre Sevilla. Ambas soluciones resultarían más económicas que la actuación ahora prevista.
“Sería una pena privar a la ciudad de un elemento singular, con historia y que dialoga a la perfección con su vecino puente del Alamillo existiendo alternativas al desmontaje del mástil. Este tipo de situaciones, en las que se pone en peligro el patrimonio del 92 deberían dejar de darse en la ciudad”, advierte Ángel Aramburu, presidente de Legado Expo Sevilla. En esa línea, la asociación ciudadana apuesta por dotar de alguna figura de protección a los elementos del 92 recogidos en el catálogo municipal presentado con ocasión del XXV Aniversario de la muestra.
El mástil se diseñó como parte de la escenografía del Espectáculo del Lago y estaba pensado para ser colocado en su parte central, con cierta inclinación, para permitir el ascenso de una gran luna. Finalmente se desechó la idea y fue colocado en posición vertical en el extremo noreste del Lago de España, donde ondeó durante seis meses una gran bandera nacional.
En 1995 las obras de aterramiento del lago para la construcción de Isla Mágica obligan al desmontaje del mástil, que es llevado a los cercanos naranjales del Parque del Alamillo. En esos momentos Sevilla estaba embarcada en la carrera olímpica y lo hizo visible en el callejero de la ciudad, dedicándole al Movimiento Olímpico la glorieta de acceso al Puente del Alamillo. En ella se reubicaron tanto el mástil como el pebetero del Pabellón del COI.