Tras la autorización de Urbanismo para construir una residencia universitaria, el Pabellón de la ONU en EXPO´92 será derribado. Ubicado en el norte del recinto de la Exposición Universal, junto al pabellón Plaza de América, hoy sede de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Sevilla, el edificio ha funcionado desde el año 2000 como emplazamiento de las instalaciones deportivas Cartuja Sport, actividad que mantuvo hasta 2019.
El edificio, diseñado por el arquitecto José Rodríguez Gautier, es un cubo rodeado por dos de sus lados por una cuadriesfera cubierta de vegetación, con la que se quiso simbolizar el mundo, frente a la base cúbica que representa a la humanidad. Dos de sus fachadas están ocupadas por un mural esculpido sobre el propio hormigón, una técnica utilizada por primera vez en el mundo. El mural está pintado en los colores de la tierra andaluza: amarillo albero y verde. Las otras dos fachadas están formadas por una cortina de vidrio. Su lema fue “creando un mundo mejor” y pretendía mostrar que, a pesar de las adversidades, miles de hombres y mujeres trabajan en este planeta para, precisamente, materializar el citado mensaje.
“El valor arquitectónico del edificio es importante y, con el derribo, la pérdida es irreparable”, apunta Ángel Aramburu, presidente de Legado Expo Sevilla, lamentando que el promotor privado, Life Stay Cartuja S.L., opte por el derribo y no por la adaptación del edificio para un nuevo fin. El PGOU actual no ofrece protección alguna sobre el pabellón, construido como permanente, cuyo uso está definido como dotacional de clase deportiva, compatible con una residencia de estudiantes que se plantea. El hecho de que el Plan General otorgue una edificabilidad triple a la desarrollada actualmente por el edificio “pone bajo sombra de piqueta al pabellón, oportunidad a la que los promotores privados no se resisten”, recalcan desde la asociación.
“¿Hasta cuando permitiremos que sucedan estos derribos que ocasionan que la ciudad siga perdiendo parte de su historia más reciente?” se pregunta Ángel Aramburu, presidente de Legado Expo Sevilla. El primer pabellón derribado en este siglo fue el de la Cruz Roja y Media Luna Roja, corría el año 2002, le siguieron Bélgica en 2003, el Cine Omnimax en 2006, Austria y el añorado Palenque en 2007 y los derribos terminaron con los pabellones de Checoslovaquia y Santa Sede en 2008. Aquella etapa quedó marcada por la intención de derribar el pabellón de Hungría y una fuerte reacción de la sociedad civil sevillana que terminó con la protección por parte de la Junta de Andalucía de ese pabellón y de otros seis: Navegación, Andalucía, España, Finlandia, Francia y Kuwait.
“Estamos a tiempo para evitar la desaparición de este pabellón e instamos al promotor a buscar una solución alternativa al derribo, respetando el edificio existente”, insisten desde Legado Expo. La entidad, igualmente, afirma que la conservación y la reforma es una solución con menor impacto y más respetuosa con el entorno. “Esta situación debe hacernos reflexionar, ya que un pabellón menos supone continuar con la pérdida del valor patrimonial y arquitectónico del conjunto heredado de la Exposición Universal de 1992”.
En ese sentido, pabellones tan significativos como el de Mónaco, México o el de Chile no gozan de ninguna protección urbanística, pudiendo verse en situaciones similares a las del pabellón de Naciones Unidas en un futuro. Por ello, desde Legado Expo se viene reclamando a Junta y Ayuntamiento una figura de protección para Cartuja que evite estas situaciones. De hecho, el Ayuntamiento, a través de la Gerencia de Urbanismo, demostró que existen soluciones posibles, como el catálogo patrimonial del barrio de Nervión, aprobado en 2019, que protege decenas de inmuebles de estilo regionalista y racionalista de la zona. Una figura similar para el legado de EXPO’92 podría haber evitado el derribo del Pabellón de la ONU y, apuntan desde la asociación, Urbanismo tendría gran parte del trabajo ya realizado con el Inventario de Elementos de la Exposición Universal, publicado en 2017 en el marco del XXV Aniversario de la muestra. “Sólo hace falta voluntad política para elevar dicho inventario a catálogo de patrimonio protegido y evitar futuros derribos del legado de 1992”.
Legado Expo aboga por el preservar la herencia de 1992 como testigo de un momento histórico reciente excepcional, con la reunión de culturas de todo el mundo en forma de arquitectura y la gran reforma de la ciudad a muchos niveles a nivel urbanístico, pero también como elemento de gran potencial para construir el atractivo de la Sevilla del Siglo XXI. Iniciativas de la asociación, como la preservación del mural Verbo América de Roberto Matta en Puerta Barqueta, las bianuales visitas guiadas o la gran exposición del XXV Aniversario, buscan concienciar a los ciudadanos sobre estas necesidades, lo cual contrasta con el mejorable estado de los espacios públicos de la Cartuja, para lo cual demandan una mayor concienciación de los poderes públicos. “Hasta que nuestro mensaje no cale en las administraciones no podremos ser optimistas en la Cartuja, y el derribo del Pabellón de Naciones Unidas sería un episodio más de una larga serie de despropósitos”, concluyen desde la asociación.