Aquella jornada finalizaba la instalación junto al auditorio de la Expo la escultura de Miguel Berrocal <<Doña Elvira>>, una figura multiforme que representa a una mujer recostada. La obra se apoya en una base que estuvo rodeada durante la Muestra Universal de agua pulverizada de un estanque, lo que hizo que la escultura pareciera flotar como en una nube.
Miguel Berrocal, también realizó la escultura que presidió la entrada al Pabellón del COI, un torso de atleta que simbolizaba el ideal del olimpismo.
La escultura <<Doña Elvira>> mide 2,70 metros de altura, 6 de ancho y 2,16 de profundidad. La obra costó unos treinta millones de pesetas, que no tuvo que pagar la Expo gracias al patrocinio de una entidad de seguros.
El propio Berrocal resaltó de esta escultura la innovación que representaba la fibra de kevlar con que estaba realizada la obra. Se trata de un material que evita los inconvenientes del gran peso de materias clásicas como el mármol, el bronce o la piedra, pero ofrece al mismo tiempo garantías de solidez y resistencia. Hasta antes de utilizarse este material en algunas obras artísticas para la Expo 92, se destinaba solamente a la industria aeronáutica, carrocerías para coches de Fórmula 1 y otros fines tecnológicos.
En 1962-1963, Miguel Berrocal expone en París y Nueva York, entrando a formar parte de la colección del MoMA.
En 1966 se instala definitivamente en Verona y a partir de 1968 trabaja al tiempo en obras monumentales y en múltiples de pequeño formato.
Ortiz Berrocal es también conocido por ser el autor del primer busto de Goya que sirvió como trofeo en la primera entrega de los Premios Goya. El trofeo diseñado por Berrocal sólo se entregó el primer año y consistía en una pieza desmontable, con la cabeza de Goya sobre la que emergía una cámara de cine. La pieza pesaba entre 10 y 12 kg y no se adecuaba a la dinámica de la ceremonia de premiación: los premiados apenas podían sostenerla. A partir de la segunda entrega, el encargo de un nuevo diseño recayó en el artista José Luis Fernández, que redujo el peso de la estatuilla hasta los 3 kg y con el aspecto que presenta actualmente.
En 1992 realizó una serigrafía para celebrar el centenario de los Juegos Olímpicos.