El pabellón de la extinta URSS, al mismo tiempo que sus derechos y obligaciones pasaban a Rusia, el embajador ruso en España, Igor Ivanov, mantuvo una entrevista con el comisario de la Muestra, Emilio Cassinello, en la que el Estado al que representaba mantendría en la Expo 92 el pabellón que fue proyectado por la antigua URSS.
Cassinello precisó que <<tras la sucesión de acontecimientos que se habían producido en la antigua Unión Soviética, era la Federación de Repúblicas Rusas las que asumían las responsabilidades y derechos que antes pertenecían al anterior estado. Por lo tanto, automáticamente, era Rusia la que se convirtió en participante oficial de la Expo, aunque también acogieran a los estados independientes que han sido invitados tanto por Rusia como por el Gobierno español para que estuvieran representados dentro de la Muestra Universal.
Asimismo, el que fuera la Federación Rusa la que continuara con el pabellón en la isla de la Cartuja fue calificada por Ivanov como lo más práctico desde el punto de vista jurídico, aunque el embajador ruso no olvidó en ningún momento al resto de los estados de la CEI.
El presupuesto del pabellón ruso, uno de los más grandes del recinto de la Expo con una construcción en la que estaba prácticamente cubierto el edificio. El contenido y argumento general del pabellón se mantuvo con el traspaso de la URSS a Rusia, ya que trataba sobre los descubrimientos de los pueblos que durante setenta y cuatro años conformaron la desaparecida Unión Soviética, contenidos que englobaban dentro del lema de la Exposición: La Era de los Descubrimientos.