Durante esta nueva temporada de la Expo-Hemeroteca vamos a profundizar sobre la historia del Monasterio de Santa María de las Cuevas de la Cartuja, tal día como hoy del año 1991 se iniciaba los trámites para el traslado de los sepulcros de la familia Enríquez de Ribera, conservados desde el año 1840, una vez acaecida la Desamortización de Mendizábal, en el templo de la Anunciación.
Los sepulcros fueron restituidos en el Monasterio de la Cartuja, su primitivo lugar, en virtud de un acuerdo de la Fundación de la Casa Ducal de Medinaceli con la Consejería de Cultura.
El acuerdo para proceder a la restitución de los sepulcros de los Enríquez de Ribera a la Iglesia del Monasterio de Santa María de las Cuevas, de la Isla de la Cartuja, se firmó el 9 de Julio de 1991. Esta iniciativa surgió en una conversación que mantuvo el director de las obras de restauración del monasterio, Bartolomé Ruiz y el duque de Segorbe, Ignacio Medina Fernández.
Hasta 1625, todos los miembros de la Casa de Alcalá, familia Enríquez de Ribera, fueron enterrados en la Iglesia del Monasterio de la Cartuja. Ese año de 1625 se produjo la unión de esta casa con la de Medinaceli y, a partir de entonces, el lugar de sepelio de los componentes de la familia cambió.
No obstante, la propiedad de los sepulcros, según consta en acta notarial que se conserva en el Archivo de Protocolos, corresponde a la Casa Ducal de Medinaceli, pese a que, a consecuencia de la Desamortización de Mendizábal, hubieron de ser trasladados al templo de la Anunciación en el año 1840 y allí permanecieron hasta 1991.
Los sepulcros se hallaban hasta Octubre de 1991 en la cripta de Sevillanos ilustres y en la propia iglesia de la Anunciación, como los de don Pedro Enríquez y doña Catalina de Ribera. Los monumentos funerarios del templo, que son muy conocidos, fueron restituidos en una de las salas del interior del Monasterio de la Cartuja.
Se trasladaron al Monasterio de Santa María de las Cuevas los restos mortales, entre otros, del duque de Alcalá y padre de San Juan de Ribera, don Perafán de Ribera, cuya lauda sepulcral estaba en la cripta de Sevillanos ilustres; de don Pedro Enríquez y doña Catalina de Ribera; de don Perafán el Viejo, Conde de los Molares, y de don Fadrique Enríquez de Ribera, el Marqués de Tarifa.
La tumba de don Pedro Enríquez, Adelantado Mayor de Andalucía, fue encargada en 1520 en Génova al escultor Antonio María Aprile de Carona, cuya firma aparece en la parte inferior de la urna funeraria, por su parte, la tumba de Doña Catalina es de estructura muy similar y también ejecutada en Génova, pero por el escultor Pacce Gazzini.
Ya desde 1410 la familia Ribera había elegido al Monasterio como lugar de enterramiento, el 1520 Fadrique Enríquez de Ribera visitó Génova y allí encargó los mausoleos de sus padres y antepasados.
Finalmente el acto de apertura y presentación de la Sala Capitular del Monasterio de la Cartuja de Sevilla tuvo lugar durante la Exposición Universal el 23 de Junio de 1992.