Tal día como hoy un 22 de Julio de 1992 se inauguraba de manera oficial el pabellón de las Repúblicas Bálticas, para lo cual se celebró una ceremonia de bienvenida en la que estuvo presente el presidente de la República de Estonia, Arnold Rüütel, junto a su esposa.
El acto se inició con la explicación de los contenidos del pabellón, entre los que destacaba el simbolismo de los objetos que en él se hallaban, como la pared de hierro de la URSS, así como las barras rojas del suelo que significaban la sangre de las víctimas.
La intervención principal fue sin duda la del presidente, quien destacó ante todo el principio de libertad como elemento capaz de crear las condiciones para un desarrollo sano y creativo tanto para los pueblos como los ciudadanos. Lo cierto es que este pueblo se encontraba por aquellas fechas con graves problemas para establecer un modo de vida distinto y superar su atraso por aquel año con respecto a otros países más desarrollados, Estonia celebró el 20 de Septiembre de aquel 1992 elecciones libres y también por aquel año Estonia estaba preparada para ser miembro del Consejo de Europa.
Por su parte Emilio Cassinello, que también estuvo presente, manifestó que este sería el último pabellón que se inaugurara en el recinto de la Exposición Universal de Sevilla, a lo que añadió que en la Expo ya se habían registrado multitud de cambios, desde la caída del muro de Berlín a todos los conflictos habidos en la ex Unión Soviética, y aquel día se le daba la bienvenida a los bálticos y desde la Expo’92 se les animaba para que pudieran salir cuanto antes de la crisis.
La repentina separación de Estonia, Letonia y Lituania de la antigua Unión Soviética obligó a última hora a la organización a habilitar un espacio para el pabellón de estas Repúblicas Bálticas. Para ello se instaló una carpa gemela –por falta de tiempo para construir otra cosa- entre el Pabellón de las Artes y el Monasterio de la Cartuja.
Lituania, Estonia y Letonia estuvieron ubicados al principio del Camino de las Acacias compartiendo el pabellón. Obras de arte y mapas que señalaban sus antiguos límites fronterizos fueron algunos elementos de la exposición.
Lituania destacó por el ámbar y Estonia por su simpático gesto de ofrecer helados a los visitantes. Asimismo Lituania, país de tradición musical, ofrecía excelentes piezas musicales.