El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) celebró aquella jornada su Día de Honor en la Expo, presidido por S.M. la Reina Doña Sofía y con las presencia de más de ochocientos niños procedentes de diversas partes del mundo. S.M. la Reina Doña Sofía fue recibida por el comisario del pabellón de la ONU, Thomas Keller.
Los niños hicieron un llamamiento de esperanza al mundo entero desde la Exposición Universal. Cientos de niños pasaron el día en la Expo, participando en actividades y visitando algunos pabellones, gracias a la financiación de diversas empresas.
Unicef estuvo presente en el pabellón de las Naciones Unidas, junto al pabellón del País Vasco y el de Plaza de América. Este pabellón había sido realizado por tres arquitectos de Sevilla, Luis Uruñuela, Javier Morales y José Ramón Rodríguez Gautier, diseñador del edificio.
El rasgo más espectacular del edificio es el gran mural de hormigón que reviste las caras exteriores del pabellón, que tiene forma de cubo y está rodeado por una cuadraesfera. Este pabellón fue permanente en un principio pero se destruyó el pasado año 2020, se levantó sobre una superficie de dos mil metros cuadrados, donde destacaban la calidad de sus materiales, financiados en su totalidad por el Banco Bilbao Vizcaya, propietario del edificio durante la Muestra Universal.
El recorrido por este pabellón, simple pero de gran trasfondo, fue presentado por un simpático extraterrestre que mediante imágenes mostraba a los visitantes el objetivo de la ONU: <<Crear un mundo mejor>>. La primera zona expositiva destacaron las treinta y cinco organizaciones que conforman el sistema de las Naciones Unidas, por orden de su creación. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia aparecía en segundo lugar, ilustrada por la imagen de un niño del Tercer Mundo.
La primera sala albergó uno de los cuatro audiovisuales que componían la parte principal de los contenidos. Estas películas trasmitían un mensaje de esperanza y la idea de que se está creando un mundo mejor, aunque quedara mucho por hacer.
Tras recorrer el interior del pabellón, la Reina Doña Sofía, que fue acogida con exclamaciones de cariño y júbilo por el numeroso público asistente, fue testigo de la simbólica puesta en libertad de cientos de palomas.