La Exposición Universal quiso dedicar un día de honor a la Ecología y a su máximo exponente español y europeo, el Parque Nacional de Doñana, una jornada que estuvo plenamente justificada, teniendo en cuenta además el fuerte componente <<verde>> de esta Exposición, en cuyo recinto se alzaron dos pabellones específicos: el de Medio Ambiente, patrocinado por el INI, y el de la Naturaleza, patrocinado por el Icona, organismo gestor del primero de nuestros Parques Nacionales.
La Exposición Universal y el más universal espacio natural andaluz se hallaban vinculados también por una fundación, la fundación <<Coto Doñana>>, auspiciada por el comisario general del pabellón de uno de nuestros socios comunitarios, Alemania.
Con motivo del Día de Honor de Ecología-Doñana, el comisario Hans-Gerd Neglein, como presidente de la fundación <<Coto Doñana>> presentó una colección de chapas que se vendieron al precio de 400 pesetas la unidad con el fin de recaudar dinero para Doñana.
En la Expo, indirectamente, también se estuvo contribuyendo a la conservación de Doñana mediante la vía de financiación que supuso el porcentaje (2,5) que de la recaudación de la Expo-Loto se destinó a la rama española de la WWF (Fondo Mundial de la Naturaleza).
No acabó aquí la vinculación del pasado y presente entre Expo y Doñana; ya que también había un anexo de futuro. La propia Estación Biológica de Doñana trasladaría una de sus sedes del antiguo pabellón del Perú en el recinto de la Expo del 29, a la Isla de la Cartuja en el marco del proyecto científico Cartuja 93.
Aquella jornada de Honor en la Isla de la Cartuja estuvo representada por Juan Cruz, secretario general de la Expo 92 y por el secretario de Estado para las políticas de Aguas y Medio Ambiente, Vicente Albero; el presidente del Patronato de Doñana, Enrique Barón, el presidente del AMA, Fernando Martínez Salcedo, el director conservador del Parque de Doñana, Jesús Casas y Miguel Delibes, Director de la Estación Biológica de Doñana, que se trasladaron al Palenque donde tuvieron lugar los discursos oficiales.
Tras los discursos de salutación del secretario general de la Expo, del secretario de Estado para el Medio Ambiente, del presidente del Patronato Doñana y el presidente de Agencia de Medio Ambiente, el mismo escenario del Palenque recibió a dos niños –uno español y una jovencita inglesa- que abrieron su discurso rotundamente con las siguientes palabras:
<<Tenemos una sola tierra y no podemos destruirla>>.