La empresa sanluqueña Ibense Bornay, empresa concesionaria de los helados que se distribuyeron en la Isla de la Cartuja durante la Exposición Universal de Sevilla, instaló sesenta y tres puntos de venta por todo el recinto, de los cuales tres fueron cafeterías, veinte quioscos y cuarenta carritos móviles donde trabajaron alrededor de 400 empleados.
Para la puesta en funcionamiento del proyecto, Carlos Bornay que fue dueño y director de esta sociedad, planteó un acuerdo con el Instituto Nacional de Empleo (Inem) unos cursos de preparación para cuatrocientas personas, de las cuales las mayorías fueron gaditanos, que se desplazaron casi todos los días desde Sanlúcar, Jerez y El Puerto para trabajar en la Muestra.
El departamento comercial de la Sociedad Estatal ubicó las cafeterías de la Ibense en el borde del Lago de la Expo, en el Camino de los descubrimientos y en el Jardín Americano, por su parte los carritos móviles dieron un servicio rápido a los visitantes que fueron distribuidos por todo el recinto.
La Ibense también albergó en diferentes pabellones de la Isla sus servicios y helados, incluso se puede decir que la Ibense innovó durante la Muestra del 92 con el famoso Curro helado, o con sabores especialmente realizados para un país concreto que puso en manos de la Ibense la pulpa de alguna exquisita fruta o incluso Carlos Bornay eje creativo de la compañía inventó la hamburguesa helada que se pudo saborear desde el 20 de Abril de 1992 en la Expo, el producto estaba fabricado a base de dos capas de bizcocho, rellenas de helado de crema tostada.