El Pabellón de Australia en la Expo 92 donó al Ayuntamiento de Sevilla cuarenta y tres grandes helechos que habían formado parte de sus contenidos. Dichas plantas fueron reubicadas en el Parque de María Luisa en aquel mes de Octubre de 1992, cerca de la conocida fuente de las ranas, siendo las más lejanas que hayan llegado a la ciudad, pues procedían de la isla de Tasmania. Los peces del acuario del pabellón australiano recalaron en San Sebastián.
Douglas McClelland, comisario general del pabellón de Australia, hizo entrega simbólicamente de los helechos al alcalde de Sevilla, Alejandro Rojas-Marcos, en presencia de Carmen Diz, delegada de Parques y Jardines, y José Elías, su director técnico.
McClelland aseguró aquella jornada que <<los sevillanos habían sido muy amables con ellos durante muchos meses, y les dejaron estos árboles como recuerdo, porque también parte de sus corazones se quedaban en Sevilla>>.
<<Dicksonia Antartica>> es el nombre científico de estos helechos, que fueron traídos a Sevilla a comienzos de aquel año 1992 en un vuelo especial de la compañía australiana Qantas.
Para plantarlos en el pabellón, hubo que introducirlos por el techo, al igual que las palmeras que también conformaban la representación de un bosque húmedo tropical. Fueron helechos de gran tamaño, muchos de ellos superaron los dos metros de altura, y para trasladarlos hasta el parque de María Luisa habían sido podados.
No fue el único caso de donación botánica desde la Expo a Sevilla, pues también se quedaron en Sevilla el gigantesco y milenario cactus mexicano, del tipo <<sahuario>>, expuesto junto al Pabellón de México.
Finalmente los helechos de Tasmania donado por el Pabellón de Australia se emplazaron en una zona habitualmente sombría, para evitar que el calor de Sevilla hiciera estragos.
Australia fue uno de los participantes más vinculados a la naturaleza en Expo 92. En su pequeño bosque también había loros australianos, que fueron devueltos al parque recreativo de Tenerife, de donde fueron cedidos.