El 24 de Junio de 1982 la XCI Asamblea General de la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE) aprobó una enmienda a sus Estatutos que permitía en el futuro la celebración de dos Exposiciones Universales en plazos menores a los establecidos hasta ese momento y acordó la reserva del año 1989 para París y provisionalmente, la de Chicago, hasta que el examen del informe de la Comisión de Encuesta de Sevilla’92 permitiese una decisión definitiva durante la XCII Asamblea General.
Por aquellos primeros años de la década de los 80 era por entonces conocido que la ciudad estadounidense de Chicago estaba preparando una Exposición Universal para conmemorar el Quinto Centenario del Descubrimiento de América.
Ya en 1893, Chicago, había albergado una muestra Universal con motivo de la conmemoración de los 400 años de la llegada de los europeos a América.
El interés norteamericano estimuló a los responsables españoles quienes, bajo el liderazgo del Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), promovieron a comienzos de 1982 el proyecto Sevilla 1992, cuyo objetivo fue presentar ante el BIE la candidatura de Sevilla para la Exposición Universal de 1992.
El 3 de Marzo de 1982 España presenta su solicitud para registrar ante dicho organismo la Exposición de Sevilla 1992, bajo el lema <<Nacimiento de un Nuevo Mundo>>.
Las perspectivas de lograr que se aceptase la candidatura de Sevilla no eran entonces muy halagüeñas, pues al ya citado competidor, Chicago, había que sumar a Francia, que también quería celebrar una Exposición en 1989 en París con motivo del Bicentenario de la Revolución Francesa.
A pesar de todo, los responsables españoles no se desanimaron y buscaron la ayuda de los países iberoamericanos, expresándoles su deseo, a través de sus embajadores en Madrid, de que formaran parte del BIE y de este modo pudieran apoyar a Sevilla como ciudad sede de la Exposición Universal.
El 24 de Junio de 1982 el BIE aprueba la adjudicación provisional de la Exposición para el año 1992 a las ciudades de Sevilla y Chicago. Dicho organismo propuso, paralelamente, que sus miembros estudiaran la enmienda del artículo del protocolo que impide realizar exposiciones de carácter Universal con intervalos menores de cinco años, con el fin de evitar que París no pudiera celebrar la que proyectaba en 1989.
En Noviembre de 1982 el Gobierno Español y las organizaciones de Chicago acuerdan solicitar conjuntamente al Comité Ejecutivo del BIE la celebración de la Exposición Universal de 1992 en dos ciudades de dos continentes al mismo tiempo.