El Pabellón de Omán colocó aquel 26 de Noviembre de 1991 las réplicas de las puertas de la ciudad amurallada de Muscat, uno de los principales elementos del contenido artístico que este sultanato presentó en la Expo’92.
Se trataban de dos puertas meramente decorativas y que fueron mecánicas realizadas en caoba de Singapur mediante procedimientos artesanales que supuso seis meses de trabajo.
Las dos hojas de estas puertas miden casi tres metros de alto y pesan cuatrocientos kilos cada una. Supuso, junto a las puertas que fueron colocadas en la fachada posterior, una inversión cercana a los seis millones y medio de pesetas.
Para llevar a cabo la operación de montaje de las puertas principales se desplazó a Sevilla un carpintero hindú, ya que son hindúes los carpinteros que trabajan en Omán.
Las puertas constituyeron el elemento de unión entre las dos cúpulas semiesféricas de diecinueve metros de diámetro que forman el cuerpo del edificio, bajo estas cúpulas se instalaron las oficinas del pabellón y sus dos salas expositivas.
El primer nivel estuvo dedicado a administración y salas de recepción de personalidades.
En segundo nivel se instalaron los espacios expositivos que mostraron la historia y el patrimonio histórico de este país. Omán presentó tres aspectos: el Omán de la antigüedad y su contribución a los descubrimientos geográficos del mundo, las hazañas del pueblo omaní y el Omán moderno, bajo el mando del sultán Qaboos Bin Said. Exposición de joyas, collares y puñales típicos en plata.