La Organización de Naciones Unidas y la Unesco celebraron aquel 8 de Septiembre de 1992 su día de honor en la Exposición Universal de Sevilla. La Infanta Cristina presidió los actos oficiales de la jornada que coincidió con el Día Internacional de la Alfabetización celebrado anualmente en París.
Los actos de este día comenzaron con la llegada al Pabellón Real de la comitiva oficial, formada por el director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, y el secretario general adjunto de Naciones Unidas, Joseph V.Reed. Ambos dirigentes fueron recibidos por el comisario general de Expo’92, Emilio Cassinello, y el ministro de Educación y Ciencia, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Posteriormente, la delegación se trasladó al Palenque, donde fue recibida por el coro de la Unesco y se realizaron los protocolarios discursos de inauguración del día de honor. El primero en intervenir fue el secretario general de Expo 92, Emilio Cassinello, que comenzó haciendo referencia a las semejanzas entre Naciones Unidas y Expo, que como instituciones han ido creciendo en paralelo y procedían de un mismo espíritu y de un similar ímpetu altruista que buscaba reunir a la Humanidad para la búsqueda de la paz.
Una vez finalizados los discursos protocolarios, se dio paso a la entrega de premios que anualmente tenía lugar en París el día ocho de septiembre, además también recorrieron el pabellón de las Naciones Unidas acompañados por la Infanta Cristina, presidenta honoraria de la Comisión Nacional de la Unesco en España.
El edificio del Pabellón de la O.N.U. es un edificio en forma de cubo rodeado por dos de sus lados por una cuadriesfera cubierta de vegetación que simboliza el mundo, frente a la base cúbica que representa a la humanidad.
El pabellón constaba de 5 salas, la primera de las cuales albergó una exposición que, a través de paneles de lenguaje claro y sencillo, informaron a los visitantes de las casi 40 organizaciones que componen el Sistema de Naciones Unidas.
En las cuatro salas restantes, una proyección audiovisual protagonizada por un simpático extraterrestre animado, ofrecía un mensaje de esperanza para el mundo, utilizando el lenguaje universal de la música y las imágenes. El personaje imaginario, desviado de su ruta en un viaje interestelar, descubrió la Tierra con toda su belleza y sus miserias, y a los hombres y mujeres de Naciones Unidas en su labor en la higiene, en la educación o la sanidad, sin mencionar las organizaciones.