La obra del Auditorio de la Cartuja, enclavada en el recinto de la Expo’92, proyectada y realizada por el arquitecto Eleuterio Población, fue galardonada aquel 20 de diciembre con el V premio Dragados y Construcciones de Arquitectura de 1991, un premio dotado con dos millones de pesetas y que otorgaba anualmente la fundación CEOE.
Según informaron fuentes empresariales en aquel 1991, el jurado presidido por Miguel de Oriol e Ybarra y compuesto por Luis del Rey, Juan Ramírez, Rafael Muñoz, Manuel Gómez del Río y Juan Manuel del Amo, ambos jurados valoraron especialmente la funcionalidad y belleza de la obra que la hacen transcendente de su objetivo directo para convertirla en monumento.
El jurado tuvo en cuenta también en la concesión de este premio la rotunda presencia horizontal y hermética de la obra, presumiendo hacia la vieja Sevilla sobre la ancha curva del Guadalquivir, una obra invitadora, generosa y abierta hacia su entorno espectador, la Isla de la Cartuja.
El Auditorio ubicado en la Cartuja es un inmenso espacio al aire libre en el que alrededor de cinco mil quinientas personas podían contemplar los espectáculos más heterogéneos, desde las grandes producciones musicales hasta los recitales de las primeras figuras de la lírica, la música ligera, el rock, la danza clásica y contemporánea.
Las espectaculares dimensiones de su escenario, dos mil cuatrocientos metros cuadrados y sus características propias como espacio abierto le permiten adaptarse a las necesidades de todo tipo de espectáculos.
Además la blancura del mármol andaluz que lo dibuja lo dota a este Auditorio de majestuosidad, y, al mismo tiempo, de belleza plástica, para componer su conjunto lineal, armónico, y en los esencial, clásico.