El pabellón de Marruecos en la Exposición Universal de Sevilla redobló aquel 4 de Abril de 1992 sus esfuerzos para estar listo el 20 de Abril de aquel año con motivo de la inauguración de la Muestra, según declararía su comisario general del pabellón, Farid Delero.
Unos 600 obreros, en su mayor parte artesanos, trabajaron aquellos días para acabar el pabellón donde se recibieron entre cuatro y cinco millones de visitantes y que sin duda se convirtió en la celebración del reencuentro con España tras cinco siglos de una historia tumultuosa.
El comisario, adelantó aquella jornada la cifra de unos seis millones de dólares como el presupuesto total del pabellón marroquí para la Expo’92.
Además el comisario del pabellón de Marruecos recordó que Marruecos es el único país que podía afirmar que estaba un poco en su casa en Sevilla, y añadió que la Expo constituyó la mejor campaña de promoción y la mejor oportunidad para dar a conocer a Marruecos.
Diseñado por el arquitecto Michel Pinseau y situado en el Camino de los Descubrimientos, está constituido por una estructura de hormigón armado en el que destacan las celosías de embellecimiento en sus fachadas, siguiendo la tradición marroquí, así como los accesos principales y secundarios, enmarcados con fuentes, cascadas de luz y sonido y columnas revestidas por azulejos. En la actualidad el pabellón forma parte de la sede de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo.
El pabellón consta de cuatro niveles bellamente ornamentados, donde se desarrollaron en 1992 varias exposiciones acerca del patrimonio histórico-artístico del país vecino, así como de arte contemporáneo y popular, y un restaurante, sin olvidar las proyecciones audiovisuales y los coloquios y espectáculos desarrollados.
Bajo el tema <<Puente hacia el futuro>>, Marruecos desarrolló sus contenidos. Lema bien escogido al tener presente en todo momento el papel de Marruecos como puente de culturas, de antiguas y profundas raíces que se remontan a la prehistoria, pasando por la ocupación de cartagineses y fenicios, que desarrollaron una intensa actividad mercantil, y por la anexión al imperio romano en el año 40 d.C., que dio origen a la aparición de una cultura netamente urbana que dejó un importante legado arquitectónico.
