La Junta de Andalucía entregaría al Ministerio de Obras Públicas tal día como hoy 29 de abril del año 1988 el proyecto definitivo del nuevo puente de Chapina posteriormente llamado (Cristo de la Expiración o El Cachorro), que unió ambas márgenes del río al terminar el desterramiento del cauce del Guadalquivir.
Este puente de casi 230 metros de longitud, más 30 de anchura y 12,9 de altura, tuvo un presupuesto de unos 3.000 millones de pesetas, a los que se le sumaria posteriormente los costes de desterramiento en sí y la reposición de todas las infraestructuras.
El proyecto del puente de Chapina fue entregado aquella jornada por el Consejero de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, Jaime Montaner, al jefe de la Demarcación de Carreteras del Mopu en Andalucía, José Ramón Pérez de Lama, este proyecto correspondería a la segunda fase global de <<Apertura del cauce de Chapina y Puente>>, la primera fase correspondería al desterramiento propiamente dicho entregado un mes antes al Ministerio.
Con este proyecto entregado y presentado aquel 29 de Abril del año 1988 y proyectada al completo la compleja obra del levantamiento del tapón de Chapina y la construcción de su puente diseñado por José Luis Manzanares Japón, inspirado en el Puente Alejandro III de París.
En 1991 se ejecuta el desterramiento de Chapina que suponía la eliminación del corte que sufría el río Guadalquivir en esta zona de la ciudad y que recuperó más de cuatro kilómetros nuevos de cauce, con este motivo se decide la construcción de este puente que atraviesa la antigua zona de corte. El puente se construyó sobre el cauce cuando todavía no se había retirado el tapón de tierra que impedía el paso del agua.
Su nombre proviene de la proximidad de la capilla del Patrocinio, iglesia desde la que hace procesión la hermandad del Cristo de la Expiración en la Semana Santa. Dado que este Cristo es conocido popularmente por el “Cristo del Cachorro”, el puente ha heredado también esta denominación.
De forma popular también se ha conocido este puente como “puente de los Léperos” por el hecho expuesto anteriormente de que se construyó primero el puente y después se hizo el cauce para que pasara el río y coincidir su construcción con una época en que se pusieron de moda los chistes de léperos, el hecho de que el puente recibiera popularmente ese nombre, provocó que el ayuntamiento de Lepe, el día de los inocentes de 1991, hiciera una inocentada en la cual, solicitaba que el puente recibiera oficialmente ese nombre, y el pueblo de Lepe, cobrara un canon por ello.