La República de Brasil celebró aquella jornada su Día Nacional en el recinto de la Isla de la Cartuja. Los actos oficiales estuvieron presididos por el escritor brasileño Joao Cabral de Melo, representante del Consulado de su país en Sevilla.
Dentro del programa de espectáculos, el más destacado fue la cabalgata carnavalesca que recorrió el recinto de la Expo 92. Un desfile que tuvo como modelo el de las Escuelas de Samba del Carnaval de Río de Janeiro y sus <<alas>> (secciones) estuvieron compuestas por los participantes de más de cuarenta países.
La cabalgata organizada por Brasil en su día nacional llevó por nombre: <<Unidos de la Cartuja>> y se inició en las proximidades del Palenque, iniciando la marcha el grupo de frente, formado por Curro junto a una mulata vestida con una fantasía de lujo, le siguieron la sección compuesta por todas las banderas de los pabellones participantes. El plato fuerte lo formó la sección de Brasil, ataviada con fantasías características del carnaval.
Los contenidos del pabellón de Brasil representaron a las diversas regiones de este país mediante escenificaciones y objetos representativos como arreos gauchos, disfraces de carnaval o maquetas de los proyectos urbanísticos llevados a cabo en la capital Brasilia. Pero si algo congregó al público, fueron las mulatas brasileñas, que a ritmo de samba colapsaron los alrededores del pabellón varias veces al día, resonando su música en toda la Plaza de América.
El recorrido por el interior se iniciaba con un camino serpenteante. A los lados podían verse dos reproducciones fotográficas del periodo colonial. La sala primera estaba dedicada a Rio de Janeiro. Podían verse una serie de maniquíes adaptados para el carnaval.
En esta sala se reproducían personajes pertenecientes a la época imperialista, como los Emperadores Pedro I y Pedro II, oficiales y sirvientes negros.
La segunda sala estaba dedicada a Minas Geráis, zona que se extiende al norte y al este del Estado de Río de Janeiro y que destacaba por ser un polo industrial. A la tradicional transformación de materias primas se habían sumado industrias de fabricación de automóviles y otras industrias mecánicas y textiles. Punto de convergencia de los sertaneros, (campesinos pobres del interior) que huían de la miseria del noreste.
En el pabellón de Brasil también pudo verse una muestra de ritos ancestrales a través de sus dioses, <<Orixas>>, Fueron figuras que representaban las fuerzas de la tierra: la lucha por el dominio, la fertilidad y la prosperidad de los cultivos.
Fueron destacable en esta sala las esculturas en cerámica del artista Pernambucano Francisco Brennand y una <<jangada>> o barca de pescador hecha con troncos atados.
Después de la sala dedicada a Brasilia, el curioso podía adentrarse en el <<pantanal>>. La escenificación estaba hecha a base de raíces blancas y espejos. Tras los cristales podían verse copias de los animales salvajes característicos de la zona. Lo que más llamó la atención al visitante fue el acuario, donde se observaban las temibles pirañas. Las dos últimas salas de este pabellón estaban dedicadas a la región del sur y a la ciudad de Sao Paulo.