Bélgica, en su presencia en Expo 92, puso gran énfasis en su vinculación histórica con España, que se remontaba al reinado de Carlos V y que prosiguió en nuestros días a través de la Reina Fabiola, de nacionalidad española, y el Rey Balduino, grandes amantes de nuestro país.
Con motivo de aquel Día Nacional de Bélgica, los Príncipes de Lieja se habían desplazado a Sevilla para presidir los actos protocolarios de esta jornada que recordamos.
El pabellón de Bélgica estaba situado en la Avenida de Europa, donde se presentó Bélgica y, concretamente, Bruselas como centro de comunicaciones y sede del gobierno de la Comunidad Europea lo que justificó su posición de capital de Europa.
La presencia de Bélgica en la Expo, fue una gran aventura que había sido posible gracias al esfuerzo de siete patrocinadores oficiales y más de treinta empresas europeas de las que habían recibido apoyo.
El edifico del pabellón se distinguió por sus inmaculados toldos, únicamente adornados por los colores, negro, rojo y amarillo de la bandera de Bélgica. Bajo la apariencia cerrada e inmóvil de este edificio, compuesto por sus cuatro costados de aspas recubiertas de una tela parasol para combatir las altas temperaturas de esta ciudad, se escondía un gran espacio abierto que puso de relieve los materiales propios de este país.
A través de la entrada principal, el visitante se encontraba con el patio de tres mil seiscientos metros cuadrados, donde eran recibidos por bellas azafatas belgas ataviada con vistosas blusas de colores y faldas naranjas.
En el umbral del patio se apreciaba un festival de flores, un escenario y un ejemplo de obras de arte, con una instalación de Marie-Jo La Fontaine.
En un quiosco de RTT se mostró la participación belga en el desarrollo de las telecomunicaciones, recordando a todos que las llamadas telefónicas entre Moscú y Washington transitaban por Bruselas.
Este recorrido era un circuito para que los visitantes que desearan conocer en veinte minutos los productos típicos belgas como los pralinés, el vidrio, los encajes, y salir para observar “ la oreja de Servais “ documental de animación.
Pero los tesoros de este pabellón se encontraban en el interior de una caja negra a la que se accedía subiendo por una escalera mecánica de veinticinco metros de largo y catorce metros de desnivel.
El visitante entraba en un universo azul, destinado a realzar las obras expuestas en las vitrinas, decorado por el diseñador de interiores Frans Van Praet.
La exposición “Arte y Humanismo “ la presidió un cuadro del Rey Balduino y la Reina Fabiola, dibujado por el pintor Víctor Suig en 1991. En el interior de este espacio se asemejaba a las esferas del Atomium, símbolo de la exposición de 1958. Un monitor retransmitía la imagen en directo del Atomium, lo cual permitía al visitante comprobar la climatología y la actualidad de Bruselas en cada momento.
El ministro de Justicia, Tomas de la Quadra-Salcedo y el comisario de la Muestra Universal, Emilio Cassinello, recibieron en la mañana de honor de Bélgica en el Camino Real a sus altezas los Príncipes Alberto y Paola de Lieja, que presidieron los actos que conmemoraron el día nacional de Bélgica en la Expo 92.
Tras firmar en el libro de honor los Príncipes se trasladaron hasta el pabellón belga en el recinto, donde fueron recibidos por el comisario general de la Sección Nacional de Luxemburgo, Henri Philippe Persin, con quien la comitiva recorrió en interior de pabellón.
Durante el recorrido su Alteza Real el Príncipe Alberto manifestó al comisario general que la Expo era una suma de perfecciones, desde la arquitectura de los pabellones a la imaginación aplicada en la vegetación del recinto.