Australia celebró aquella jornada su Día Nacional en la Expo 92, con un amplio programa de actuaciones y actos protocolarios presididos por el ministro de Turismo australiano, Alan Griffiths. En los actos también estuvieron presentes el ministro de Comercio Exterior, John Kerin y el presidente del Gobierno de Australia del Sur, John Bannon.
El comisario del pabellón de Australia, Douglas Mc.Clellad, señalaría días antes de la inauguración de la Muestra Universal de Sevilla, que después de haber sido anfitriona de la Exposición de Brisbane 1988, resultaba significativo que Australia participara de forma tan activa en Sevilla, que se convirtió en la mayor y última Exposición Universal del Siglo XX.
El pabellón de Australia se situó en la Avenida 1, junto a la Puerta de Itálica, sobre una superficie de más de cinco mil metros cuadrados. El visitante identificaba este edificio por la enorme lona coloreada con diseños antiguos, aborígenes y contemporáneos que rodeaba su fachada exterior del pabellón.
Australia estuvo presente en la Isla de la Cartuja con un pabellón de cinco plantas, que tenía unas dimensiones de setenta metros por treinta y siete metros de superficie y veinticinco metros de altura.
Los contenidos del pabellón se habían establecido pensando en el lema <<Australia: descubrir, explorar, experimentar>> para que los visitantes comprendieran mejor la forma de vida, sus atractivos y sus gentes. El visitante comenzaba el recorrido a través de unas rampas a cuyos lados se exhibían los contenidos. La planta baja albergaba la exposición dedicada al descubrimiento, a la prehistoria, colonización y su formación geológica única.
Una gran esfera del mundo situaba a los visitantes mostrando mediante cintas metálicas de colores el camino desde Sevilla a Australia. Fue la única nación del mundo que ocupaba por sí sola un continente.
A través del recorrido se mostraron diferentes telas, algunos tapices, un paisaje y esculturas aborígenes sobre la arena. Una imagen de veinte metros mostraba el Lago Mungo, antiguo hábitat, junto a los primeros mapas de Australia.
También se exhibieron algunos objetos del primer asentamiento europeo e imágenes de la inmigración posterior a la Segunda Guerra Mundial.
El visitante ascendía por la rampa y encontraba de repente el verdor exuberante de una selva tropical, el chirrido de los loros y el sonido del agua. Los visitante percibían Australia tal y como la vieron los primeros exploradores.
Entre las especies de árboles había <<Dickonia Antártica>>, una especie de helechos de quince metros de alto y de más de setenta años de edad que necesitan mucha agua y se crían sólo en Australia.
El bosque, animado por siete loros arcoíris y por los chorros de agua que caían desde la quinta planta del pabellón, era una de las zonas que más atraía a los visitantes. El sonido de los siete loros envolvía esta pequeña selva.
La Australia contemporánea se exhibió a través de tres monitores, la moda y el deporte.
La costa australiana y la gran diversidad de la Barrera de Coral de la costa nordeste de Australia estuvieron presente a través de un acuario de siete metros de largo por tres de ancho. Más de cien peces multicolores de nueve especies diferentes nadaban alegremente entre los corales del arrecife. Los peces solían agruparse por familias y tenían mil y un colores.
El visitante continuaba el recorrido subiendo por las rampas, a cuyos lados veían unas curiosas esculturas de aviones realizados con motores y latas. Un cielo cubierto de estrellas albergaba la exposición dedicada a la industria australiana, y recordaba además que 1992 fue el Año internacional del espacio. Varios monitores proyectaban imágenes de barcos, junto a una maqueta de un moderno catamarán que atravesaba las olas, el <<Incat 87>>.
El visitante entraba después en una de las zonas más interesantes del pabellón, que mostraba la historia de la exploración de Australia y sus recursos naturales. Entre las reliquias se exhibió un plato de <<Vlamingh>> que data del 3 febrero de 1697, perteneciente al navegante holandés Willen de VI, que descubrió el plato de Harbog y los reemplazó por este.
El recorrido continuaba por la exposición de joyas de <<Argyle>> que deslumbraba diariamente a miles de visitantes. Estas joyas, cuyos brillantes procedían de las famosas minas de Argyle, habían sido creadas por varios diseñadores de todo el mundo, incluyendo a España, Estados Unidos, el resto de Europa y Asia.
El recorrido continuaba descendiendo por rampas hasta la sala que albergaba la planta de 360 grados y de forma hexagonal de la Expo.
La sala de cine contaba con seis pantallas dispuestas en forma hexagonal y tenía una capacidad de seiscientas butacas con fundas de piel de carnero. La película de ocho minutos titulada <<Experimenta Australia>> había sido rodada con cámaras suspendidas en globos, helicópteros o situadas en embarcaciones que atravesaban un río a gran velocidad. Las pantallas rodeaban a los espectadores y mediante un juego de imágenes estos se veían rodeados por unos nativos que sonreían con sus lanzas en alto.
La visita al pabellón de Australia de Expo 92 finalizaba con la tienda, que presentaba la mayor exportación de artesanía genuina de Australia. De esta manera los visitantes acababan el recorrido por el pabellón con una buena impresión de ciertas características de este país tan lejano a España.