Aquel 13 de Septiembre de 1992 fue la fecha en la que finalmente se celebraría el Día Nacional de Argelia en la Expo 92, después de posponerse su fecha por el asesinato de su presidente, Mohamed Boudiaf.
A pesar de las vicisitudes políticas que este país había sufrido durante aquellos años, presentó en la Muestra Universal de Sevilla un pabellón propio con el lema <<Argelia, tierra de diálogo e intercambio>>, cuyos contenidos fueron fundamentalmente históricos.
La estructura arquitectónica fue una clara referencia a las construcciones populares norteafricanas, combinando lo geométrico de la cúpula y los frisos, con las tonalidades en blanco y ocre de las ciudades y los desiertos. Además el pabellón, contó con un edificio para el restaurante y una torre-minarete decorativa propia de las mezquitas musulmanas.
Las viviendas de los nómadas <<tuareg>> estaban igualmente presentes con una <<kheima>>, la casa típica de estos pobladores del desierto que cambiaban de lugar cada dos o tres meses.
La presencia de este país en la Expo estuvo marcada por las relaciones histórico-culturales con España desde hace siglos. Se presentó como el lugar de encuentro de varias civilizaciones que habían dejado una rica tradición.
Los contenidos del pabellón recorrían la historia desde los reinos bereberes de Massinissa, Yugarta y Juba hasta la llegada de los árabes portadores de la espiritualidad y la forma de vida de la actual población argelina.
La entrada al pabellón nos conducía a un patio donde se vendían productos de artesanía, formando <<el pueblo de los artesanos>>. Esta sala contenía tapices, <<kilims>> (grandes paños para adornar suelos y paredes), joyas de diferentes regiones, cerámica, muebles y vestidos tradicionales.
La escalera de subida a la exposición del primer piso estaba decorada con tres cuadros donados por estudiantes de las escuelas de Bellas Artes de la ciudad de Sevilla.
El primer piso contenía piezas del legado que las civilizaciones milenarias habían dejado en el país; contenía fotografías, pinturas y piezas originales de los museos nacionales de Argel, Orán y Constantina, así como el Museo Central del Ejército. La primera vitrina exhibió piezas de hasta veintitrés mil años de antigüedad, como puntas de flecha, collares de huevo de avestruz y pinturas rupestres de un dolmen.
Argelia no estaba vinculada a España solamente por los años de expulsión de los moriscos que se situaron en el Norte de África. La edad moderna estuvo plagada de enfrentamientos bélicos, como la expedición que Carlos V mandó a Argel en 1541, episodio recogido en un lienzo para conmemorar la batalla.
La edad contemporánea vino de la mano de algunos artistas nacionales, especialmente dedicados a la pintura abstracta. Fue el caso de los murales de Aicha Haddad, que utilizó arena teñida y talegas de <<tuaregs>> para hacer sus cuadros.
Otra de las atracciones fue el restaurante argelino, donde los camareros sirvieron el vino ataviados con trajes tradicionales en una vajilla de barro típica de los bereberes. En este restaurante podías conocer la verdadera cocina argelina típica con platos como la <<Corba Frik>> (sopa de carne y trigo triturado) o el <<Couscous>>, un plato que ya está bien integrado en la cocina de occidente en estos últimos veinticinco años.