13-02-1992. Israel se convierte en el último país en confirmar su participación en Expo 92

#expohemeroteca: 13 de febrero de 1992

Pabellón de Israel.

Los participantes que se incorporaron a última hora a la Exposición Universal renunciaron a construir edificios complejos, dada la premura de tiempo en el caso de Israel, instaló una carpa en la parcela que tenía asignada en la Cartuja para llegar a tiempo a la cita del 20 de Abril.

Israel tuvo muchas dudas en cuanto al concepto y presupuesto de su presencia en Sevilla, por las discrepancias al respecto en el Gobierno israelí, España insistió que era necesaria su participación, cinco siglos después de la expulsión de los judíos y cuando la Fundación  estaba resaltando aquellos meses los lazos comunes a través de la tradición sefardí, así como la financiación de exposiciones y el monumento a la Tolerancia que Chillida creó para Sevilla.

Pabellón de Israel.

En la carpa del Pabellón de Israel se hizo referencia a la azarosa historia de la nación judía, su diáspora y su indestructible relación con Jerusalén y la tierra prometida a través de los textos sagrados.

La gente espera para poder entrar al pabellón de Israel durante la Expo 92.

El pabellón de Israel estuvo situado entre los pabellones de la India y de la Santa Sede, obra del arquitecto Uri Shavid. De carácter efímero, consistió en una carpa blanca que se remataba por un sobresaliente cono a la manera de linterna, tras la reducción presupuestaria habida.

Vistas del pabellón de Israel desde las alturas.

 

Sus contenidos hicieron referencia obligada a la milenaria historia del pueblo judío y su diáspora por el mundo. Su soporte fundamental lo constituyó un audiovisual que tuvo como pantallas todo tipo de superficies de la carpa. También exhibió algunos objetos arqueológicos, siendo su espectáculo estelar la actuación del director Metta.

 

Entre los contenidos, Israel por su especial énfasis en exponer la contribución del pueblo judío a la cultura y civilización universal, y más en concreto a las aportaciones del Estado israelí a los descubrimientos científicos, alentados por el alto nivel formativo de su población, que en 1987 alcanzaba el 13% con titulación universitaria, además del capítulo presupuestario estatal destinado a la investigación científica y tecnológica, en relación con su alto Producto Nacional Bruto.