Las Islas Baleares: Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, se vistieron de gala aquella jornada para celebrar su Día de Honor en la Expo 92.
Destino turístico de millones de europeos por sus tranquilas calas, aguas transparentes y su clima benigno durante todo el año, las islas mostraron en la Exposición Universal de Sevilla, la otra cara de la moneda: su tradición histórica.
Para conmemorar aquella jornada de honor se trasladaron a Sevilla varios grupos folclóricos ataviados con sus trajes típicos donde cantaron y bailaron en el Palenque y en el pabellón balear.
Marinero y mediterráneo, dos adjetivos que definieron el carácter del pabellón de las islas Baleares. Presidido por dos espectaculares velas abombadas de treinta metros de altura, la luz y el agua dominaban su conjunto.
A su alrededor se había construido un estanque en el que fondeó un <<Llaüt>> de nombre Alzina, una típica embarcación de vela latina de principios de siglo usada para la pesca.
El visitante para acceder al interior del edificio tenía que pasar por una estructura de madera similar al típico pantalán de los embarcaderos ibicencos.
Una escultura de Joan Miró presidió el hall, punto de partida del viaje hacia la otra cara casi desconocida de las Baleares: su pasado histórico.
Bronces prerrománicos y cerámica púnica constituyeron la primera unidad temática que nos presentaban las islas, un recorrido por la cultura talayótica. La pieza más relevante fue la diosa Tanit, diosa embajadora de la fertilidad y protectora de las Baleares.
El toro de Torralba de Menorca y el toro de Talapí en bronce, de Mallorca, fueron otras de las dos piezas expuestas. Las representaciones tauromorfas se enlazaban con los cultos relacionados con la fecundidad.
La cartografía mallorquina, creadora de numerosas cartas náuticas, tenía su espacio reservado en el pabellón balear. Lo que se mostró fue una reproducción del atlas de Cresques, cuyo original se conserva en la Biblioteca Nacional de París.
La configuración geográfica de Mallorca y sus relaciones comerciales en los primeros años del siglo XIV originó la necesidad de disponer de mejores cartas que señalizaran las rutas con mayor precisión. Los portulanos o cartas marinas reproducían, en un principio, los accidentes físicos de la línea costera sin prestarle atención al interior, ya que su finalidad era guiar la navegación.
Personajes principales de la historia de las Islas Baleares son, indiscutiblemente, Ramón Llull y Fray Junípero Serra.
Fray Junípero Serra fue el representante de la aportación balear a América. Este misionero franciscano fue el protagonista de la evangelización de California durante la segunda mitad del siglo XVIII. Ocupó un lugar privilegiado en la estela de los caminantes del Nuevo Mundo como Bartolomé de las Casas, Francisco Solano y Pedro Claver, lo que le mereció el honor de estar al lado de los padres de la patria americana en el Capitolio de Washington como representante del Estado de California.
La siguiente parada por la historia de las Islas Baleares fue en el área de la orfebrería, en la que destacó la Custodia Turriforme de la Catedral de Ibiza, catalogada como una de las custodias medievales más insignes de las Baleares y uno de los mejores ejemplos de torre eucarística.
Y de las Baleares históricas a las Baleares de hoy con un exponente de honor: Joan Miró. La obra del prestigioso artista se mostró en dos salas, una dedicada a su creación mallorquina y otra a la fundación Pilar y Joan Miró.
Y antes de acabar el recorrido de este pabellón no podían faltar los productos más característicos insulares. Las ensaimadas o la famosa sobrasada que podías comprar para llevar en el mismo pabellón.
Durante la intervención del presidente del Gobierno de Baleares en la jornada de honor, Gabriel Cañellas, resaltó el carácter universal de la Exposición de Sevilla que dio entrada a la representación de la España de hoy, con la estructura de Estado de las autonomías que estaban consagrada en la Constitución y que figura como un modelo más en la estructuración mundial de los países.