Las dos primeras obras de la Exposición Universal de 1992 en Sevilla fueron adjudicadas aquella jornada a Fomento de Obras y Construcciones. S.A (FOCSA), y a Agromán S.A.
Estas dos obras, que inauguraron simbólicamente la construcción de la muestra fueron las de acceso y cierre provisionales del recinto de la exposición situado en la Isla de la Cartuja.
La siguiente obra se adjudicaría el 20 de Enero de aquel 1987 con la explanación del recinto de la exposición por importe de más de 500 millones de las antiguas pesetas. FOCSA realizó el acceso al recinto por 15.687.028 de pesetas.
Esta obra, para cuya subasta se fijó un importe de 19.068.817 pesetas, debía estar terminada en un plazo de tres meses y para ella habían concursado ocho empresas.
Se realizaron dos accesos a la isla de la Cartuja: uno en la zona sur a la altura del puente del Patrocinio, con áreas de entrada y salida de vehículos perfectamente comunicadas con la llamada en aquellos años autovía del Patrocinio, y otro en la parte norte de la isla, junto al muro de defensa del Tamarguillo.
La de cerramiento provisional de los terrenos del recinto en la isla de la Cartuja, adjudicada a Agromán por 17.398.739 pesetas, tuvo un plazo de cuatro meses. Para esta obra concursaron 15 empresas con un presupuesto de salida de 26.651.928 de pesetas.
La empresa Agromán se encargó del cerramiento provisional mediante la construcción de una cerca de malla metálica que comenzaron su instalación a finales de aquel mes de Enero de 1987.
El Alcalde de Sevilla, Manuel del Valle, manifestaría durante una conferencia en el Club Siglo XXI, que no se debía de concebir la Expo’92 como un fin en sí mismo, sino como un medio para el desarrollo de Sevilla, Andalucía y España.
Del Valle aseguró aquella jornada que la exposición debía de servir para transformar la ciudad con la colaboración de todas las administraciones y del sector privado.