Nos trasladamos al 29 de Julio de 1991, fecha en la que el ministro de Asuntos Exteriores de Papúa Nueva Guinea, Michael Somare, confirmó en Sevilla que su país aprovechará su presencia en la Exposición Universal para entablar relaciones comerciales con los países participantes.
Papúa Nueva Guinea participó en la Expo 92 con un pabellón que se construyó sobre una parcela de 1.200 metros cuadrados.
El ministro de Papúa Nueva Guinea, Michael Somare participó durante aquella jornada en el acto de colocación de la primera piedra del pabellón acompañado por el comisario de Papúa Nueva Guinea para la Exposición Universal de Sevilla, Camillus Narakobi, y el embajador de este país acreditado en España, Andrew Yauieb.
Papúa Nueva Guinea participó en la Expo con un pabellón propio que tuvo un concepto inspirado en la forma del Hans Tambarán, la casa tradicional de Nueva Guinea, de gran significado espiritual y cultural para este país.
Los contenidos que exhibió este pabellón se centraba en las riquezas naturales de su territorio: las grandes minas de oro –las más importantes del mundo después de las de Sudáfrica-, el cobre, la plata, el petróleo, el gas natural, la madera y la pesca.
Papúa Nueva Guinea participó también en el pabellón colectivo de las Islas del Pacífico Sur, de esta manera Papúa Nueva Guinea se convirtió de los pocos participantes con dos pabellones.
En su pabellón independiente, sus contenidos se distribuían en cuatro sectores principales, cada uno ambientado con música exótica y tradicional, la mina, localizada en una cueva, mostraba a los visitantes, exponentes de los riquísimos recursos minerales y energéticos. El ambiente de la Gran Sala era una selva.
Ante una cascada de agua de 12 metros de alto se exponían ejemplos de la cultura y el potencial comercial de Papúa Nueva Guinea. Quizá lo más característico haya sido sus representaciones, entre las que destacaron las danzas tradicionales de las Islas del Pacífico, Rann Isi, espectáculo ritual, y Banks Group, música tradicional.