Hoy en la Expo-Hemeroteca nos marchamos hasta el 16 de Agosto de 1992 con la Exposición Universal de Sevilla en pleno apogeo hubo cinco jóvenes que no pararon de trabajar durante la Muestra y dieron vida diariamente a la popular mascota de la Expo, Curro.
Detrás de ese simpático personaje que escogió por nido la Isla de la Cartuja hubo un escueto grupo de personas que hicieron posible llenar de vida esta alegre y simpática mascota tanto de cara al público como en su faceta remilgada al asistir a los cientos de actos protocolarios desde que la Expo abrió sus puertas.
Candela, Mamen, Lucía, Ángel y Pilar, todos ellos bajo la batuta directiva de Isidro Cubero, fueron los encargados de ponerse a diario por montera un arcoíris y dar rienda suelta a su imaginación en pro de conseguir la autonomía de la mascota por la isla de sus dominios, con el capricho y antojo que posibilitara, eso sí, la flexibilidad del disfraz.
Antes de recorrer las calles y avenidas de la Expo durante seis meses, Curro llevaba sobre sus espaldas la ardua tarea de haber promocionado la Muestra junto al comisario Cassinello por medio mundo.
Para que estos cincos jóvenes pudiera dar vida a la mascota Curro, antes de nada tuvieron que aprender precisamente a enseñar a la mascota a dar sus primeros pasos. Requisito indispensable era ser joven, tener iniciativa propia y estatura mediana, por lo que salvados estos obstáculos, comenzó el trabajo entre los bastidores del Centro de Apoyo al Espectáculo.
Curro, tenía un andar inquieto – no obstante es un ave-, carácter travieso- por aquello de su corta edad, muy juguetón, sin rayar el término de la golfería, aunque cada uno de los chicos que dieron vida a la mascota Curro tienen mil historias que contar acerca de su doble personalidad, todos coincidieron en que lo mejor fueron las caras de admiración y sorpresa de los críos, y las sonrisas de oreja a oreja que le dedicaban en cada uno de sus espontáneos vuelos.
Sin embargo, lo que no dejó de sorprender es que hubiera gente mayor que se acercaban a las azafatas a preguntarles si Curro es de verdad o si hay un hombre metido dentro.
Contrariamente una de las anécdotas más comentadas de curro en estos veintiún años del recuerdo de la muestra sigue siendo aquel recuerdo grabado en la memoria colectiva del naufragio de la mascota en la <<Nao Victoria>>, cuando la embarcación cedió al poder del agua, Curro, había terminado ya su actuación mucho antes y le dio tiempo a bajar de cubierta antes de sufrir un importuno remojón.
Otras de las anécdotas sobre Curro fue en Almería, la mascota despertó tanto frenesí y asombro entre un grupo de niños que ni uno sólo se quedó sin abalanzarse sobre él con tan ímpetu que acabó por destrozar uno de los nueve disfraces que entonces guardaban en el armario de la Sociedad Estatal.
Los cincos jóvenes que encarnaron a Curro durante los años previos y después durante la Muestra Universal que incluso en el anonimato de su escondite dentro del traje de Curro han derramado más de una lágrima producida por la emoción. Como ocurrió cuando a la mascota se le terminó la batería que lleva para hincharse el traje delante de los ojos de una multitud de niños que irrumpieron en llantos y sollozos porque creían que su querido amigo había muerto.
O cuando fue de visita al Hospital Infantil de Sevilla para alegrar la existencia de quienes entre escayolas, cicatrices y vendajes pasaban a duras penas sus días de convalecencia, fue otro de los días que salió a flote las lagrimas de los jóvenes que encarnaban a Curro.
Otra de las fantásticas experiencias que vivieron encarnando a Curro fue la del paso de la antorcha olímpica por la Isla de la Cartuja, entre el fervor popular de miles de visitantes que observaban efusivamente el estilo y el porte del portador más especial de cuantos guiaron el fuego olímpico al pebetero de Barcelona’92.
Lo extraordinario del personaje de la Expo es su movilidad, en comparación con otras mascotas que también anidaban en el recinto de la Cartuja o con el propio Cobi cuando vino de visita a la Expo 92: si este último gana en artes gráficas, Curro le lleva la delantera al adquirir sentido tridimensional.
Y es que, la mascota Curro no tenia voz, pero muchos de nosotros tenemos en la memoria la única vez que se dejó grabar Curro para darle vida a unas conocidas maquinas recreativas infantiles con su ya conocido <<Hola, amigos, soy Curro, la mascota de la Expo 92…>> sí también recordamos que la frase nunca se llegó a arreglar y cambiar, pero 31 años después sigue teniendo mucho encanto.