Esta semana la Asociación Legado Expo Sevilla ha tenido el placer de recibir la visita de uno de los trabajadores del que fuera Pabellón de Puerto Rico en 1992 durante la Exposición Universal de Sevilla, José Adolfo Joey Robledo recorrió todo el recinto de la Isla de la Cartuja con las explicaciones de uno de nuestros miembros de la asociación, Jaime Álvarez, que guió al legado boricua por las avenidas y pabellones de aquella exposición hoy convertida en un gran parque científico y tecnológico en Sevilla.
Las altas temperaturas del mes de Junio acompañaron durante toda la visita por el recinto de la Isla de la Cartuja donde José Adolfo Joey Robledo comprobó de primera mano la transformación del recinto en estos 22 años.
Durante el recorrido guiado por miembros de Legado Expo se visitaron pabellones que mantiene su esencia de aquel año universal como el Pabellón de Marruecos, hoy sede de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo o el gran edificio que albergó algunos de los países latinoamericanos, Plaza de América, hoy transformada en una de las grandes Facultades de la Universidad de Sevilla.
En el interior del Pabellón que albergó la Plaza de América, José Adolfo en representación de los trabajadores del Pabellón de Puerto Rico se reunió con el Secretario de Legado Expo, Sergio David Cansado, donde se recordó con algunas imágenes el Pabellón y recinto boricua de la Cartuja, además Robledo acordó un proyecto de colaboración mutuo entre ambas organizaciones de cara al 25 Aniversario de la Muestra Universal en 2017.
La visita al recinto finalizó en el mismo Pabellón donde nació ese sentimiento puertorriqueño hace 22 años, Robledo contó muchas anécdotas vividas durante 7 meses en el Pabellón, la inauguración del recinto, la visita al pabellón del Rey de España Juan Carlos I o el día de Puerto Rico en Expo’92.
El Pabellón de Puerto Rico fue diseñado por el arquitecto Segundo Cardona, con una arquitectura vanguardista, con tres volúmenes geométricos, uno triangular, que es el principal, de piedra natural y con grandes perforaciones, simulando puestos de centinela de fortificaciones militares de Puerto Rico.
Otro de los volúmenes es el cilíndrico, de armazón metálico y con piel en cobre y vidrio, donde estaban las exposiciones, también el pabellón está formado por la pérgola modernista de vidrio aporcelanado blanco.
Entre los contenidos que contó este Pabellón en la Expo 92 estaba una sala de proyección dotada de una pantalla de 180 grados y una exposición de libros incunables. Colecciones arqueológicas prehispánicas y de pintura contemporánea son algunas de las ofertas culturales que ofrecía este pabellón.
El Pabellón de Puerto Rico fue el primer pabellón en decidir su carácter de permanencia y el primero en obtener licencia de obras en la construcción de la Expo’92.