Tal día como hoy 9 de Mayo de 1990 el Comisario General de los Estados Unidos para la Exposición Universal de Sevilla 1992, Marvin Stone, afirmaba que su Gobierno sacaría de alguna forma el dinero que necesitaban para la participación institucional estadounidense en la Expo’92.
Stone reiteró aquella jornada su disgusto por el hecho de que un solo congresista, el presidente del comité de Presupuestos de la Cámara de representantes, Neal Smith, retrasaran la aprobación del fondo destinado a la construcción del pabellón estadounidense de la Exposición Universal de Sevilla, el comisario de EE.UU en la Expo’92 declaraba que ya no tenían más dinero y confiaban en que Smith diera luz verde a la inversión del proyecto estadounidense en Sevilla.
Los estados de Texas y California mostraron su intención de participar por separado cuando el proyecto federal comenzó a hacer aguas por todos lados.
El expresidente Ronald Reagan aceptó la invitación del Rey Juan Carlos para participar y ahora la Casa Blanca no puede dar marcha atrás declaraba esa jornada el comisario Stone
Reagan se comprometió a destinar casi 5 millones de dólares al proyecto, cantidad que solicitó al Congreso la Agencia de información de EE.UU.
Como todos recordaremos el Pabellón de los Estados Unidos no fue un pabellón destacable durante la Expo’92, en comparación con otros pabellones de países más pobres, el Pabellón estaba rodeado de unos paneles con cortinas de agua que ya llegaron a utilizar en otras exposiciones internacionales. (Vancouver’86 o Brisbane’88).
Se accedía al pabellón y se llegaba directo a una zona con un espacio abierto y delimitado por dos enormes murales, en cuyo centro había una pista de baloncesto y un escenario.
En la carpa de la derecha echaban un documental muy entretenido sobre el estilo de la vida americana, y también estaba una muestra sobre Kansas City, ciudad hermanada con Sevilla, en la que se podía ver la estatua del indio.
En la parte trasera del pabellón en la zona de carpas había modelos de coches de empresas norteamericanas (GM, Cadillac) o como curiosidad también podías contemplar de cerca en el pabellón de los Estados Unidos una casa desmontable de la empresa American Spirit.
Lo más destacable de su fachada es que estaba formada por unas cascadas que caían sobre ésta e iban a parar a una gran piscina que emulaba el Océano Atlántico y sus tres mástiles con tres velas en alusión a las tres carabelas del descubrimiento de América con una gran bandera de USA con grandes dimensiones.
Otro de los atractivos de este pabellón fue una copia de The Bill Of Rights, que era la carta que incluía los derechos de los Estados Unidos y que estaba custodiada por guardias del ejército americano.
En propia crítica general el pabellón de los Estados Unidos en la Expo’92 fue un pabellón que defraudó tanto a los norteamericanos como a los sevillanos por su falta de contenidos.
Al final, como resumió la prensa norteamericana, la única superpotencia del planeta en 1992 se conformó con enviar un ejemplar de la Carta de Derechos con las diez primeras enmiendas a la Constitución y una película patrocinada por General Motors en las dos carpas hemisféricas en la que la firma británica Charles Langdon acabó transformando la primitiva apuesta del pabellón.
Barton Myers el autor del pabellón de Estados Unidos en la Expo de Sevilla decidió retirar su nombre del proyecto y el responsable de contenidos dimitió.