Invitados por el comisario de la Expo, Manuel Olivencia, altos cargos directivos del BIE, encabezados por su presidente, Jacques Sol Rolland, y representantes de las Exposiciones Internacionales de Vancouver y Brisbane, visitaron aquel 1 de Diciembre de 1986 el recinto de la muestra sevillana y analizaron el estado actual de sus trabajos preparatorios en la Isla de la Cartuja.
Durante la visita se le explicaron los detalles del proyecto de rehabilitación del Monasterio de Santa María de las Cuevas de la Cartuja y su adecuación como Pabellón Real y de Gobierno de la Expo’92.
Rolland expresaría su satisfacción por los trabajos realizados hasta la fecha, destacando que iban por buen camino y que Sevilla sería la primera Exposición Universal que se celebraría en Europa desde la de Bruselas de 1958.
El presidente del BIE expresó también su apoyo a la síntesis hecha por los responsables de la Expo’92 de los dos proyectos premiados en el Concurso de Ideas para la Ordenación del recinto.
El presidente del BIE señalaría aquel día de 1986 que Chicago <<aún guardaba esperanzas de organizar la Expo’92 y que la asamblea general de dicho organismo le había dado un plazo de seis meses para que definiera su postura definitiva>> tema sobre el que el comisario de Vancouver, Patrick Reid afirmaría que estaba seguro de que Chicago no seguiría adelante con el proyecto.