Concentración frente al Pabellón de la ONU para llamar a la “conciencia patrimonial”.

El edificio que representó a Naciones Unidas en EXPO´92 será derribado para construir una residencia universitaria

Una veintena de personas se ha concentrado este sábado en la Isla de la Cartuja de Sevilla frente al que fuera pabellón de Naciones Unidas en la Exposición Universal de 1992 para hacer visible su oposición al derribo de lo que consideran patrimonio de la ciudad. Se han exhibido pancartas donde podía leerse “no a la pérdida de patrimonio”, “un pabellón menos, una vergüenza mas” o “demoler la historia no construye nada”.

La asociación Legado Expo Sevilla, de quien parte la iniciativa de esta concentración, es consciente de la dificultad de paralizar el derribo del pabellón, ya autorizado por la Gerencia de Urbanismo para la construcción de una residencia de estudiantes, aunque apela a la buena voluntad del promotor privado, Life Stay Cartuja, para que opte por la adaptación del edificio integrándolo en el nuevo proyecto en lugar de ejecutar su total demolición.

En un comunicado leído durante la concentración se ha hecho una llamada a la conciencia patrimonial de promotores y administraciones públicas para evitar estos derribos, “basta de promesas incumplidas, de especulación y de jugar con el patrimonio de la ciudad. Menos palabras y más hechos” sentenciaba Fran Rodríguez, portavoz de Legado Expo. La asociación reivindica un plan de protección de los edificios y espacios públicos testimonio de la Exposición Universal de Sevilla de 1992, basado en el inventario publicado por el propio Ayuntamiento en 2017, que evite estas situaciones.

El Pabellón de la ONU fue diseñado por el arquitecto José Rodríguez Gautier, es un cubo rodeado por dos de sus lados por una cuadriesfera cubierta de vegetación, con la que se quiso simbolizar el mundo, frente a la base cúbica que representa a la humanidad. Dos de sus fachadas están ocupadas por un mural esculpido sobre el propio hormigón, una técnica utilizada por primera vez en el mundo. El mural está pintado en los colores de la tierra andaluza: amarillo albero y verde. Las otras dos fachadas están formadas por una cortina de vidrio. Su lema fue “creando un mundo mejor” y pretendía mostrar que, a pesar de las adversidades, miles de hombres y mujeres trabajan en este planeta para, precisamente, materializar el citado mensaje.