El presidente del Círculo de Empresarios de Cartuja, Raúl Maldonado, dice no entender las críticas a Sevilla Tech Park, espacio que califica como “una joya”. Quizás algunas de esas críticas sean porque, aun siendo el motor económico de la ciudad, sus espacios públicos y patrimoniales están gestionados de forma nefasta. Para que el sevillano esté orgulloso del talento que atesora la Cartuja debe verlo reflejado en el cuidado de las calles y edificios de la isla, como él mismo argumenta, es necesario ver para creer. Si de verdad quiere que el sevillano se sume al parque, hay que dejar de darle la espalda.
No se puede estar enarbolando la bandera de la innovación, la excelencia y la economía verde y por otro lado no reclamar a las administraciones una reurbanización del Canal de los Descubrimientos acorde a sus valores paisajísticos, ambientales y patrimoniales.
Escudarse en una supuesta “nostalgia” para menospreciar las críticas y esperar a los hechos consumados del proyecto de reurbanización para valorarlo, como pretende Maldonado, apunta a que continua sin haber altura de miras en la tecnópolis. Ese proyecto debería ser merecedor de un concurso de ideas y de aportaciones ciudadanas. Como han argumentado arquitectos, catedráticos, paisajistas y asociaciones de la ciudad, el desarrollo empresarial de este espacio es compatible con su puesta en valor respetando el patrimonio de todos.
Las empresas del parque tienen sus legítimos intereses y nadie puede dudar del beneficio que aportan a la ciudad pero eso no puede ser excusa para dar vía libre a la especulación, las administraciones públicas tienen el deber de favorecer los intereses de la ciudadanía en general. Avanzar a costa del patrimonio no es mirar al futuro, es cercenarlo. Aunemos esfuerzos para conseguir una Cartuja de la que poder sentirnos todos orgullosos.
