De nuevo, seis meses después, volvemos a cumplir uno de nuestros objetivos: Llevar a la ciudadanía el patrimonio que la Cartuja encierra, y que a veces la ciudad no toma en consideración como se debería. Este propósito, al igual que en abril y octubre de 2012, se ha llevado a cabo a través de las visitas guiadas, que empiezan a hacerse clásicas en las fechas cercanas a las dos grandes fechas de 1992 en nuestra ciudad.
En esta ocasión, 11 de Mayo de 2013, fueron un total ocho grupos los que recorrieron la Isla de la Cartuja, que fueron partiendo cada quince minutos desde el inicio de la visita. Cada visitante, ataviado con un brick de agua cortesía de EMASESA y la identificación del grupo correspondiente, podía hacerse con algo de merchandising, compuesto por camisetas y llaveros, diseño de David Barco, que lucían los compañeros de la Asociación. Antes de iniciar la ruta, foto de grupo, que entre muchas más imágenes del día puedes encontrar en nuestra galería de Facebook, y partimos.
La ruta, al contrario que en las ocasiones anteriores, partió de los Jardines del Guadalquivir, junto a la Torre Banesto y a las nuevas instalaciones de la Fundación Naturalia XXI, en lo que fueron caracolas de souvenirs en 1992.
Tras un breve repaso a una de las grandes zonas verdes heredadas de la Exposición Universal, donde comprendimos un poco más la complejidad del espacio y los espacios en los que queda dividido (Salón Principal, Rosáceas, Laberinto, Plantas Aromáticas…), que lo hacen distinto a cualquier parque al uso, llegamos al Pabellón del Futuro.
El Pabellón del Futuro impresionó bastante a los asistentes, pues siempre es llamativo pasear bajo las arcadas de granito (hecho, por cierto, que suele sorprender a algunos visitantes), algo que no podemos disfrutar con la asiduidad que nos gustaría.
De ahí llegamos al Pabellón Olímpico, justo en frente del Pabellón de Retevisión. La técnica televisiva, que empezaba a «juguetear» con la Alta Definición, frente a un templo griego del movimiento olímpico, que quizá inspiró tanto a la ciudad como para embarcarse en candidaturas olímpicas.
Tras atravesar la Pasarela del Lago, llegamos a Hungría, quizá el pabellón más coqueto de la isla de la Cartuja, y que cuidó el más mínimo detalle. A pesar de algunas arrugas, siempre sorprende.
Avanzando por un lateral de la, Avenida de las Palmeras, hoy Calle Marie Curie, llegamos a la «Garganta del Infierno», o lo que es lo mismo, el Pabellón de Finlandia, madera frente acero, la «Quilla» y la «Máquina» tendiendo puentes.
Ya se divisa la Esfera Biocilimática, y detrás se perfila la Once, así como la cúpula de Fujitsu. Algo huele a cine, pues también tenemos cerca a Siemens. De hecho, las proyecciones tuvieron un gran peso en estos pabellones, ¿recuerdas el Concierto Evolución, centro del pabellón de Siemens?. Y si además pasa algún deportista es como si viniera escopetado desde Puerta Aljarafe para coger un buen sitio en Fujitsu o en la cola de Canadá que, si nos esforzamos, podemos ver al fondo, tras la esfera y Fujitsu.
De ahí avanzamos a lo que vino a la Cartuja tras el ’92. El «cubo deconstruido» del Edificio de la Agencia Andaluza de la Energía, que es uno de los edificios más sostenibles, se encuentra frente a la Tecnoincubadora de Empresas Marie Curie.
Nuestra ruta sigue hasta el Hospital Cartuja, donde se investigará a la vez que se trata a los pacientes, en un edificio que nos muestra unas «vistas terapéuticas», según los arquitectos, y que a nosotros nos curan cualquier cansancio de la ruta, viendo desde las alturas la Avenida de Europa y muchos más nuevos puntos singulares de la Cartuja, como el edificio de Vorsevi o el Centrius en construcción, con sus cimientos en la Plaza Sony.
Tras este inciso, nos dirigimos hacia una fortaleza. El «palazzo», el pabellón italiano, que se esfuerza en poner de relieve su importancia en el avance de la técnica en un edificio de espectaculares proporciones. Dentro nos encontramos con una interesante maqueta de la Cartuja y alrededores, que nos ayuda a comprender también los cambios urbanísticos en la ciudad.
Llegando ya al final, observamos la Avenida de Europa a ras de suelo, levantando la cabeza para encontrar la bandera española en lo alto de la torre del Pabellón de la CEE, que sin embargo se desarrolla bajo tierra.
Las torres que conforman esta avenida nos llevan hasta los pabellones vecinos del anfitrión, Francia y Portugal. El primero, a un lado, deslumbrante ante tanta presencia de espejos, tendencia que sigue bajo tierra con el Pozo de las Imágenes, y el último, al otro lado, buen ejemplo de la conservación de pabellones en principio efímeros.
Concluimos la visita entrando al Pabellón de España, con vistas a Isla Mágica. Recordando cómo se empleó el país organizador con sus exposiciones y contenidos, observamos entre los hitos del pabellón, cubo y cúpula, el lugar desde el cual, un 12 de Octubre de 1992, el monarca Juan Carlos I clausuró la Exposición Universal.
Una nueva experiencia más para los compañeros de Legado Expo, que bien como guías, o como responsables de logística y organizadores, formamos un gran equipo, y es muy alegre ver que la gente lo agradece, acudiendo y animándonos a continuar. Más pronto que tarde volveremos a estar mostrando la Cartuja, divulgando su legado y pasando un buen rato.