El Consejo de Ministros decretó aquel 29 de Enero de 1993 la extinción de la Comisaría de la Exposición Universal de Sevilla y, por consiguiente, el cese de Emilio Cassinello como Comisario General de la Muestra Universal, después de trabajar en ella en diferentes cargos durante más de 7 años, ocupando primero la presidencia de la Sociedad Estatal y posteriormente la Comisaría de la Expo, cargo al que llegó tras la marcha de Manuel Olivencia como Comisario General.
Cassinello, que fue también comisario general del pabellón de España en la Exposición de Vancouver (Canadá), con la despedida como Comisario comenzaba otros proyectos en su carrera profesional.
Entre esos proyectos destacamos el de Vicepresidente de la Fundación Euroamérica, fundador y primer Secretario General del Consejo España/Estados Unidos, miembro del Consejo Científico del Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, miembro del Consejo Asesor de Casa Árabe, miembro del Consejo de la Fundación Duques de Soria. Honorary Fellow de la Foreign Policy Association de Nueva York. Patrono del Museo El Barrio de Nueva York y de la Fundación Museo Picasso de Málaga.
Autor de «Cultura y Economía Hispanas como nuevo horizonte de Cooperación» (2002 , Foro ABC/BBVA), y de «España y los Hispanos: un proyecto estratégico» (Real Instituto Elcano, 2005). Y obtuvo la Gran Cruz del Mérito Civil y en 2012 el título de Hijo Adoptivo de la ciudad de Sevilla.
Cassinello se despidió de su despacho aquel 29 de Enero de 1993 en la Isla de la Cartuja con un telegrama que contenía una bendición del Papa y un compact disc que le envió la Princesa Carolina de Mónaco con la ópera Moctezuma, de Vivaldi, tema que centró alguna de sus conversaciones con esta noble europea durante su estancia en la Expo.
Atrás había quedado aquel caluroso día de Mayo de 1992 en el que Emilio Cassinello creía no llegar al final de la Expo tras contemplar en un panel electrónico: <Quedan 151 días>, al principio todo era agotador y pensaba que no llegarían al 12 de Octubre, comentaba en más de una ocasión la anécdota Emilio Cassinello, no solo aguantó, sino que no falló ni un solo día.