En el recinto de la Isla de la Cartuja, se celebró aquella jornada el Día de Honor de Murcia, que contó con la asistencia del Presidente de la Comunidad murciana, Carlos Collado.
Como actos más significativos de la jornada, por su popularidad y colorido, se encontraba la celebración de dos festejos tradicionales de la zona: el <<Bando de la Huerta>> y el <<Entierro de la Sardina>>.
El edificio del pabellón de Murcia, obra del arquitecto Vicente Martínez Gadea, resume, en sus tres cuerpos de altura, lo más característico de la geografía murciana; el litoral, la huerta y las zonas altas; teniendo en su gran frontal de flores naturales (25.000 gerberas) su más destacada singularidad.
Murcia quedó representada como un vergel que se deslizaba desde las zonas altas castellanas hasta el litoral.
Así, la cubierta de flores inclinada descendía, como la huerta, a las zonas más baja del Mar Menor.
Dentro de la oferta cultural que Murcia mostró en la Exposición Universal se mostró la película <<El infierno prometido>>, dirigida por Juan Manuel Chumilla. La cinta se rodó en la comarca de Murcia y contó con un gran reparto de actores murcianos como Paco Rabal.
El pabellón de Murcia siguió el lema de la Exposición Universal de Sevilla: <<La Era de los Descubrimientos>>, de esta manera su pabellón contenía dos de los inventos en este campo más sobresalientes de nuestra era: el submarino de Isaac Peral y el autogiro de Juan de la Cierva, sin olvidar la cúpula geodésica de Emilio Pérez Piñero.
De otro lado en el pabellón cobró especial importancia aspectos de la cultura religiosa y festiva de Murcia: el paso de La Santa Cena de Salzillo, los bordados de Lorca, mantos de los Caballos del Vino de Caravaca, el periodo almohade con la figura de Ibn Al´Arabi o la escultura de Lidó Rico.
El pabellón presentó un recorrido marinero sustentado en modelos de buques y herramientas auténticas de época con las que se les dio forma: galeras, jabeques y navíos, sin olvidar el más célebre de todos, el submarino, que podía verse en el sótano del pabellón.
El pabellón de Murcia presentó una cubierta de flores inclinada que descendía, a semejanza de la huerta murciana a la zona más baja, donde los estanques, las pasarelas de los balnearios del Mar Menor por las que accedía al interior del pabellón, o el submarino de Isaac Peral, que componía la faceta marinera de esta tierra.
La región de Murcia quiso proyectar hacia el exterior su discurrir histórico, tanto en los descubrimientos del pasado como en los logros presentes y en la esperanza del futuro, mostrando algunos descubrimientos.
El día de honor de Murcia, se celebró entre la alegría del Bando de la Huerta y los regalos que la Comunidad Autónoma repartió por la Cartuja. El presidente de la comunidad, Carlos Collado, actuó como representante de una Murcia moderna, segura de sí misma y abierta a todas las iniciativas que se sentían solidaria ante este proyecto común.
El comisario general de la Muestra, Emilio Cassinello, declaró que la Expo <<refleja a su país como no lo había hecho ningún otro evento>>, asegurando que no se pretendía únicamente reflejar la variedad externa, sino provocar una mirada al interior, invitar al conócete a ti mismo. Por eso animó aquella jornada a darse una vuelta por la rueda autonómica porque merecía la pena.