Aquel 5 de Mayo de 1992 fue finalmente la fecha en la que se celebró el Día de Honor de Aragón en la Exposición Universal de Sevilla contando con la presencia de su presidente Emilio Eiroa.
En un principio, iba a coincidir la fecha de honor con la festividad de su patrón, San Jorge, el 23 de Abril, pero fue trasladado a esta jornada que recordamos hoy.
Aragón vivía durante aquel 1992 un gran auge de su conciencia autonómica, su jornada de honor en la Isla de la Cartuja estaba respaldada por una amplísima representación de instituciones y sectores sociales aragoneses que se desplazaron hasta Sevilla para realzar con su presencia el día de honor.
Los responsables de su participación en Expo 92, encabezados por José Ángel Biel, consejero de la Presidencia y Javier Mateo, director del pabellón, habían hecho un gran esfuerzo para convencer a instituciones, ayuntamientos y empresas aragoneses de que invertir y estar presente en la Expo 92 podía ser rentable a largo plazo.
Por ello, en el pabellón de Aragón había un centro de negocios, que el Gobierno aragonés ofrecía a las empresas de su región. El programa <<Aragón 176>> pretendía que cada día de la Expo tuviera a una institución o localidad aragonesa como protagonista de su pabellón.
El presupuesto de Aragón en la Expo 92 ascendió a 2.000 millones de las antiguas pesetas, de los que mil habían sido aportados por la Diputación General de Aragón, quinientos por instituciones locales y el resto por la iniciativa privada.
Entre las actividades culturales que Aragón organizó durante los seis meses de la muestra, cabe destacar la participación de esta comunidad en la jornada inaugural del Festival de Itálica, con una gala de estrellas que homenajearon a María de Ávila.
Quienes se interesaron por la artesanía tuvieron en el pabellón azulejos de cerámica enmarcados en madera de Salas Altas (Huesca), candelabros y llamador tradicional de forja de Albarracín (Teruel), y el jarrón de cerámica y pila bautismal de cerámica de Muel (Zaragoza).
En la primera planta del edificio, los visitantes podían observar un video-wall con 48 pantallas de 28 pulgadas con una película de seis minutos y medio que había sido dirigida por Agustín Sánchez Vidal, premio Espejo de España (1988), donde se trataba el territorio, folclore, tradición y costumbres de esta comunidad autonómica.
Además de la exposición de obras de Goya, los contenidos del pabellón estaban centrados, por ejemplo, en el arte mudéjar, cuya belleza había hecho de Teruel ser considerada por la Unesco patrimonio de la humanidad.
La jornada de honor de Aragón en la Expo finalizaría con una tamborrada típica aragonesa que había hecho popular a Calanda y que se pudo escuchar en todo el paseo de pabellones autonómicos.