Los responsables del Grupo de Ferias y Exposiciones de la CEE confirmaron aquella jornada en Sevilla el interés de las instituciones comunitarias en participar con un pabellón propio en la Expo’92, que fue el centro de la zona agrupada con todos los pabellones comunitarios, los responsables de la Comunidad Económica Europea hicieron en este sentido aquel día, una reserva de terreno de unos cuarenta mil metros cuadrados en la Isla de la Cartuja para instalar allí las representaciones de los países comunitarios.
Tanto el presidente del Grupo como el jefe de la división de Exposiciones, Guy Simón, tuvieron palabras de elogio sobre la marcha de las obras y del equipo que calificaron de muy profesional organizador del certamen, en cualquier caso la presencia aquel 4 de marzo de 1988 de los responsables comunitarios sirvió para que expresaran con nitidez la solidaridad de la CEE con la Expo’92 de Sevilla.
La Comunidad Económica Europea en palabras de Guy Simón afirmó aquel día que colaborar con el éxito de la Expo será un triunfo para España y para Europa, ya que esta Muestra Universal se celebraba en terreno de un país comunitario, pero el anuncio más importante que realizaron fue el deseo de instalar un pabellón propio de la CEE en la Isla de la Cartuja.
En el encuentro que realizaron en aquella jornada los representantes comunitarios con los organizadores de la Exposición Universal se analizaron, por otra parte, los costos de construcción de los pabellones, que ascenderían a una media de doscientas mil pesetas por metro cuadrado construido.