La comunidad valenciana de la que fue presidente Juan Lerma en 1992, fue la primera región española que finalizó la construcción de su pabellón en la Expo de Sevilla, cuyo director del pabellón fue Rafael Ferrer Fombuena. La construcción del pabellón valenciano, que ocupó 1500 metros cuadrados, supuso una inversión de 400 millones de pesetas.
El edificio fue diseñado por el arquitecto Emilio Giménez, el pabellón tenia forma de U y constaba de tres plantas y un pequeño sótano, que acogió dos salas de exposiciones, una sala polivalente, tiendas, servicios de información y un restaurante.
El 10 de Octubre de 1992 se celebró en la Expo’92 el día de honor de la comunidad valenciana y gracias a este día tan especial en la Isla de la Cartuja se realizó un concierto escenificado en la Iglesia del Salvador de Sevilla, y se quemó una falla en el recinto de la Muestra Universal.
Los espectáculos al aire libre programados por el pabellón valenciano incluyeron el famoso desfile de moros y cristianos, además del montaje del grupo Ananda Dansa y el concierto de viento de la Expo, con la intervención de cuatrocientos músicos.
El pabellón valenciano acogió desfiles de moda infantil, una exposición del Instituto Valenciano de Arte Moderno, muestras sobre la obra Tirant Lo Blanc, de que el año anterior se conmemoraría el Quinto Centenario de su publicación, y un gran mural de Carmen Calvo.
La sala del pasado y la tradición tuvo espacios dedicados a tres personajes relacionados con la conmemoración del Descubrimiento de América, la sala del presente y del futuro recogió muestras de sectores como la agroalimentación, cerámica, juguete, construcción, turismo, calzado, mueble y textil.
El director del pabellón, Rafael Ferrer, calificaría el edificio valenciano como un lugar de encuentro al servicio de la calidad, el diseño y la innovación.
Una escultura de Miquel Navarro, en la fachada en forma de fuente, con casi 10 metros de altura, fue el símbolo del pabellón.
