Desde el comienzo de los siglos el hombre había tenido curiosidad por conocer los orígenes del mundo que le rodea, los primeros instantes del Universo. Saber de dónde procedía esa enorme cantidad de energía concentrada, que repentinamente se transformaba en un número inimaginable de miles de millones de partículas dando lugar al mundo, aún es imposible. Pero sabido es que la constancia es una de las virtudes del hombre y los esfuerzos por llegar algún día a desvelar este enigma son dignos de admiración.
El CERN (Laboratorio Europeo para la Física de Partículas) celebró en la Isla de la Cartuja aquella jornada su Día de Honor en la Expo 92. Gracias a sus aceleradores (aparatos de grandes dimensiones) se conseguía lanzar unas partículas contra otras casi a la velocidad de la luz, obteniendo en instantes, una enorme concentración de energía, suficiente para dar nacimiento a la materia.
El CERN, uno de los laboratorios más grandes del mundo –su extensión abarcaba en 1992 aproximadamente 560 hectáreas- se fundó en 1954. Ubicado en la frontera franco-suiza, al oeste de Ginebra, tenía por aquellos años un presupuesto anual de unos 80.000 millones de las antiguas pesetas sufragado por los dieciochos países que tenían participación en él hasta esa fecha.
El programa de investigación del Laboratorio Europeo para Física de Partículas estaba basado en los grandes aceleradores. El experimento más reciente en 1992 había sido la construcción del LEP, un colisionador de electrones y positrones de alta energía, con una circunferencia de 27 kilómetros.
Una reproducción en miniatura se expuso en el exterior del pabellón del Universo. El último reto tecnológico del CERN proyectado en aquellos años seria la creación del LHC, un acelerador superconductor de partículas para conseguir llevar a cabo la colisión de haces de protones a los más altos niveles de energía jamás alcanzados.
El CERN llamó la atención en la Expo sobre el futuro de la investigación y acercarla al público. La ceremonia oficial del Día de Honor dio comienzo sobre las once de la mañana, contando con la presencia de uno de los directores del CERN y Premio Nobel de física en 1984. También presidieron el acto Elias Fereres, secretario de Estado español para las Universidades y la Investigación.
El secretario general de la Muestra Emilio Cassinello, destacó el avance del conocimiento científico, ya que <<nunca tantos hombres habían ejercido con tal libertad y dedicación el impulso de ir más allá de lo que conocíamos>>.
Una vez finalizadas las intervenciones oficiales, un total de ciento cincuenta científicos subieron al escenario del Palenque, para explicar los diversos aspectos de la ciencia, dando la posibilidad al público de realizar preguntas.
