Nos trasladamos al 11 de Diciembre de 1990 fecha en la que se presenta oficialmente en la Isla de la Cartuja el proyecto del Pabellón de Canarias de la Exposición Universal de Sevilla.
El consejero canario de Economía y Comercio, Luis Hernández colocó la primera piedra del edificio y declaró que la estructura que se iba a levantar simboliza la transparencia de las islas.
El consejero colocó la primera piedra del pabellón, que para armonizar con el cristal del edificio consistió en una cajita transparente de metacrilato.
Durante el acto de presentación del pabellón el consejero declaró que el proyecto ascendería a 412 millones de pesetas y que la comunidad se gastaría en toda su participación unos mil millones de pesetas, cifra muy similar a las de otras comunidades autónomas de tipo medio.
El pabellón canario estuvo asentado en el borde Este del Lago, entre los de Castilla La Mancha y Navarra, y después de la Expo 92 formó parte durante dos temporadas del Parque Temático Cartuja, el Parque de los Descubrimientos.
Este pabellón fue diseñado por los arquitectos José Manuel Barrio y César Mezquita, el edificio fue transparente, disponiéndose en el interior superficies asimétricas a distintos niveles, organizadas a partir de un patio central, de donde surgía la luz. El acceso a los planos superiores se realizaba con ascensor, pero la bajada era obligada a pie, por rampas levemente inclinadas que facilitaban a los visitantes el recorrido por los espacios expositivos durante la Muestra Universal.
Entre los materiales de construcción del pabellón destacaba el metacrilato y los efectos combinados de luces y agua que presentaron a Canarias como centro de gravedad de tres continentes, explicando su reflejo en la historia y en el futuro. La escenografía utilizó infraestructura electrónica, vídeos interactivos en pantallas hemisféricas, holografías y caleidoscopios.
Una de las impresiones que se transmitió al visitante fue la de viajar en el interior del pabellón desde el siglo XV al XXI, descubriendo la génesis de los volcanes, el sonido del viento y otros elementos característicos de las islas.
Se instaló un acuario con la fauna marina autóctona y cinco dragos, árbol milenario y legendario de las islas, así como una réplica de la cúpula del observatorio astronómico del Roque de los Muchachos, desde donde se podía contemplar en el mundo una de las más nítidas visiones del firmamento.