La Princesa Maha Chakri Sirindhorn, presidió los actos del Día Nacional de Tailandia, en el Recinto de la Isla de la Cartuja.
En el Pabellón de Tailandia, fue una muestra del diseño tradicional de la arquitectura tailandesa. Su construcción estuvo inspirada en la “Montaña Dorada” de Bangkok, situada en el punto más alto de la ciudad. El templo fue construido en el siglo XIX y está dedicado a la veneración de las reliquias de Buda.
Con una superficie de 1.000 metros cuadrados, el edificio instalado en el recinto de La Cartuja, evocaba la atmósfera de la “Montaña Dorada” y la riqueza del Palacio Thai. Ascendiendo en espiral, unas veces mediante rampas, otras mediante escaleras, se realizaba un recorrido a cuatro niveles que desembocaban en el altar del Templo Dorado.
El minarete estaba compuesto por el receptáculo reservado a la divinidad, custodiado por cuatro torreones. A la luz del sol, el altar no podía ser contemplado. El color dorado y sus múltiples espejos en miniatura, no dejaban reposar la vista.
La acústica producida por las campanitas dispersas, tenía como finalidad la relajación del cuerpo, gracias a los poderes del viento, como manifestó el director del Pabellón, Samroeng Sampantharak.
En el centro del templete, había una mesa, hecha de la madera noble de <<teak>> Las pinturas murales ocupaban un lugar destacado en la decoración de los templos tailandeses, ilustrando paisajes religiosos o escenas de la vida cotidiana.
Una nutrida representación, ochenta murales de grandes dimensiones, podían ser contemplados en el Pabellón de Tailandia. A través de ellos, se ofrecía un recorrido panorámico por la historia de este pueblo; la transición de una sociedad agraria a otra industrializada, sin dejar por ello de cuidar las tradiciones ancestrales.
La coexistencia de lo viejo y lo nuevo en Bangkok, se plasmó en lo exuberante de la naturaleza, en la influencia del budismo. Así mismo, podrían contemplarse escenas referidas a detalles de la vida ordinaria, o hacer un recorrido por la evolución de la navegación plasmado en barcos de épocas pasadas, o actuales.
Toda la disposición de los contenidos, se realizó teniendo en cuenta la estructura circular del edificio. En la primera planta, se había ubicado la proa de un barco antiguo sobre una superficie de arena. Detrás de la proa, se habían colocado piezas arqueológicas de cerámica recuperadas del fondo del mar.
El recorrido del pabellón se completaba con un video en la tercera planta titulado “el Descubrimiento de Tailandia”, un recorrido turístico por Tailandia en siete minutos, que podía verse simultáneamente en 16 pantallas. Esta pantalla estaba rodeada por murales hechos en arcilla.
En los aledaños de la entrada al pabellón, se habían instalado unos stands donde se podía comprar productos fabricados en Tailandia: Muñecas de madera, cojines, blusas y corbatas de seda, flores artificiales, sombrillas de papel, pendientes y anillos, sin olvidar los objetos de cerámica.
La hija mayor de los reyes de Tailandia, la Princesa Maha Chakri, visitó durante aquella jornada la Exposición Universal en el día nacional de su país, que estuvo a punto de no celebrarse debido a graves conflictos sucedidos en aquél 1992 en su territorio.
Rosa Conde, la Ministra Portavoz, fue en esta ocasión, la encargada de hacer los honores, acompañada como siempre por el Comisario Cassinello, quien fue el único en dar su discurso en el Palenque un toque político al no olvidar la grave situación que atravesaba Tailandia durante la Muestra Universal.
A continuación, la princesa Maha Chakri, se dirigió al público desde el escenario en el Palenque, habló de la historia y la cultura de su país, y del deseo de mostrar a Tailandia no sólo como una civilización muy antigua y bella, sino también como una nación moderna, ansiosa de renovarse para participar plenamente en el futuro internacional, pero sin perder sus tradiciones antiguas y nacionales más válidas.
Tras los discursos, los tailandeses ofrecieron un completo espectáculo en el Palenque, que fue además narrado por una voz en off que iba explicando a los espectadores, el sentido del espectáculo, su lugar de origen, y su historia.
Mientras una pequeña orquesta, de raros y bellos instrumentos, comenzaban a interpretar la melodía, dos parejas de bailarines se adelantaban por el escenario para inclinarse hasta el palco de la Princesa llevando simbólicos presentes.