La nación lusa celebró aquella jornada su Día Nacional en la Expo 92 con un conjunto de actos protocolarios presididos por Mario Soares, presidente de la República de Portugal.
Portugal fue el sexto país en presentar oficialmente el proyecto de su pabellón, en noviembre de 1989. El edificio de este país en la Isla de la Cartuja se situó sobre una superficie de cuatro mil metros cuadrados, donde se levantó los cinco pisos, adornados en la última planta con ocho originales esculturas móviles que conformaron la palabra <<Portugal>>.
El pabellón de Portugal destacó en el recinto por su emplazamiento y por las ocho originales esculturas de colores que adornaron el edificio, conformando las letras de este país. Ocho siglos de historia cargados de referencias simbólicas que se mostraron a lo largo de las cinco plantas del pabellón.
Desde la configuración del Condado portugalense en la Edad Media hasta valiosas piezas, entre las que destacaban el Tratado de Tordesillas, la primera edición de Las Lusiadas, y la carta de Duarte a Juan III donde se hizo referencia a la copia de un libro de Cristóbal Colón. Su programación cultural durante los seis meses de la Muestra Universal abarcó el ballet, teatro clásico y popular, cine, rock, etc.
Portugal definió la temática de su pabellón en torno a una aventura de siglos para inventar el futuro. La distribución espacial del pabellón estaba en armonía con las cuatro exposiciones: <<La identidad portuguesa>>, <<Portugal y los descubrimientos>>, <<Portugal de hoy>> y <<La lengua portuguesa>>, que el visitante descubrió poco a poco en un recorrido ascendente por el pabellón.
El recorrido continuaba por la plaza que albergó los principales símbolos de la configuración del condado portugalense, que hicieron referencia a la identidad de este país y los orígenes medievales de la expansión. Esta exposición contó con más de treinta piezas, la mayoría réplicas que destacaba la influencia de la cultura de los castros, los romanos, etc.
El visitante observó piezas como un hacha de talón de doble anillo y caras simétricas de la Edad de Bronce; un casco decorado del siglo I a.d.C; brazaletes de oro de la Edad de Hierro, procedentes del Museo Arqueológico de la Citania de Sanfins.
La primera planta albergó la tienda del pabellón, con artículos variados, entre los que destacaron la << Ninfita Neptuna >>, una sirenita con una brújula y un lábaro con la cruz de la orden de Cristo portuguesa.
La exposición del pabellón se dividió en dos zonas: las influencias que recibió Portugal en la Edad Media y la consolidación de la independencia.
Una vitrina mostró una carta histórica, fechada en Valladolid, 25 de noviembre de 1554, procedente del Archivo Nacional de la Torre del Tombo. Duarte de Almeida escribió en el siglo XVI una carta a Juan II, donde hacia referencias del envío a Portugal de una copia del libro de Cristóbal Colón sobre las demarcaciones de mares y tierras entre Portugal y España.
Entre los actos culturales de aquella jornada de honor de Portugal en la Expo 92 destacó la participación de la Embajada de la Juventud portuguesa, a cargo de uno de los escenógrafos portugueses, acompañados de cinco bandas de música y diez grupos folclóricos hasta el Camino de los Descubrimientos.
Portugal transmitió la riqueza, el color, los rostros y la música de cada región por las cinco avenidas del recinto.
El máximo responsable portugués, Mario Soares, hizo hincapié durante su intervención en el Palenque en la necesidad de luchar contra las injusticias y desigualdades: <<La diversidad del mundo no es incompatible con la solidaridad entre los hombres>>.
Acompañado de su esposa, María Barroso, el presidente de Portugal, Mario Soares fue recibido en el Camino Real por el vicepresidente del Gobierno Español, Narcís Serra, y el comisario general de la Muestra, Emilio Cassinello.
Tras firmar en el libro de honor en el interior del Pabellón Real, Soares y la numerosa comitiva se desplazó hasta el Palenque donde comenzaron los actos con que los portugueses celebraron su Día Nacional en la Muestra Universal.
Mario Soares mostró su admiración por el evento internacional que representaba simultáneamente, un lugar privilegiado de convivencia y una expresiva muestra del patrimonio cultural universal y de las conquistas tecnológicas.
El acto del Palenque tuvo su toque ceremonial, cuando el presidente fue recibido por la banda de música de la Región militar Sur y dos pelotones de alumnos del Colegio Militar. El acto fue cerrado por la tuna de la Universidad de Coímbra.