Aquella jornada se celebró en la Isla de la Cartuja el Día Nacional de Papúa Nueva Guinea en Expo 92. Los actos oficiales contaron con la presencia del Gobernador General, Wiwa Korowi.
La estructura del edificio de Papúa Nueva Guinea reproducía en su estructura el estilo tradicional de las <<Haus Tambaran>> o casas de los espíritus. El interior estaba dominado por una gruta y una cascada de 12 metros que <<reproducía>> el espacio natural de esta isla del Pacífico. El sector agrícola de este país mostró en imágenes el cacao, el caucho y las plantaciones de té.
La película, de diez minutos de duración, fue una llamada de atención al turismo. Pero lo que resultó más atractivo fueron las danzas tradicionales. El pabellón de Papúa Nueva Guinea también tenía un restaurante y una tienda, donde adquirir desde máscaras típicas hasta utensilios de cestería.
Tradicionalmente, la entrada en estas chozas sólo estaba permitida a los hombres y se utilizaba para reuniones varias, aunque su principal misión fue la de albergar a los jóvenes varones durante los ritos de iniciación a la tribu. Las <<Haus Tambaran>> estaban construidas con madera y hojas de palmeras, a la vez que decoradas con figuras de espíritus. El pabellón, sin embargo, estuvo construido con materiales actuales como el hormigón, el acero y el cristal y fue obra del arquitecto David Richardson.
En el exterior, las dos fachadas mostraron murales multicolores de pintores actuales. El motivo de la fachada principal representaba un espíritu sostenido por los aborígenes, todo ello mirado desde la cúspide por el ave del paraíso, el emblema nacional de Papúa Nueva Guinea. En la fachada posterior había símbolos de las 860 tribus que conviven en el país.
Los contenidos se centraron en dar a conocer las riquezas naturales de su territorio, que van desde las minas de oro de gran magnitud hasta las explotaciones de cobre, plata, petróleo y gas natural. También presentaron a Papúa Nueva Guinea como destino turístico de excepción, bautizándola como el <<dorado>> de los mares del sur.
El recorrido por el pabellón se iniciaba con una rampa ascendente que desemboca en un muro de piedra. Delante de las paredes de rocas se localizaba una maqueta de una canoa en representación de las técnicas marítimas de la zona. En unas vitrinas podían verse dos objetos representativos: un <<bilum>> o bolsa tradicional de hilo y un collar de concha de <<kina>>, de donde se tomó el nombre de la moneda de Papúa.
Lo más llamativo fue la cascada de doce metros, rodeada de un paraje <<natural>> en el que quedaban salpicadas plantas y tótems, todo ello con música ambientada en el entorno de la isla. El visitante también podía tocar una especie de tambor, que en realidad no es un instrumento musical sino un vehículo de comunicación entre islas.