Los monarcas daneses llegaron a Sevilla a bordo de su yate real <<Danne brog>>, que ascendió por el río Guadalquivir escoltado por un buque de guerra danés. <<Danne brog>> es también el nombre que recibe la bandera nacional, que según los daneses, es la más antigua entre las banderas del mundo.
S.M la Reina Margarita de Dinamarca y S.A.R. el Príncipe Enrique presidieron los actos protocolarios y culturales previstos con motivo de la celebración del Día Nacional de Dinamarca en la Expo 92.
El pabellón de Dinamarca llegó a Sevilla embalado en veinticuatro contenedores, que contenían elementos prefabricados del pabellón y treinta y dos piezas de fibra de vidrio que simulaban las velas de un barco. Esta construcción, obra del arquitecto, Jan Soendengaard, simbolizó el reino insular y su tradición marinera.
Tras la Muestra Universal el edificio fue vendido a un grupo de empresarios japoneses (por cerca de trescientos millones de pesetas) para un parque que simuló a una ciudad danesa, cerca de Kyoto, los japoneses desmontaron el pabellón y lo trasladaron a su nueva ubicación tras la Exposición.
La participación de Dinamarca en la Expo 92 se centró principalmente en su pabellón y en el restaurante, haciendo gala de la calidad danesa. Los visitantes que entraban en el pabellón de Dinamarca quedaron un poco sorprendidos cuando una azafata ataviada con un uniforme estilo marinero realizado por Karin Krebs, le invitaba a coger un cojín y tumbarse en el suelo.
Un espectáculo gigante de imagen y sonido fue proyectado sobre la parte interior de la velas, con el título <<Visiones de Dinamarca>>. Este audiovisual, de quince minutos, sobre la evolución de la sociedad danesa, abarcaba el tema de la <<Obertura danesa>>. <<La tierra y la industria>>, entre otros. El montaje de diapositivas se proyectó sobre seis pantallas situadas en la parte superior de la sala, estando dos de ellas a la derecha, en tal lugar que es difícil que el público les preste atención.
Uno de los grandes atractivos de este pabellón se encontraba en la entrada y no fueron pocos los visitantes que se habían fotografiado junto a él. Nos referimos al cántaro de cerámica gigante, que midió cuatro metros y medio de alta y pesó seis toneladas. Esta obra, realizada por el artista Peter Brandes, buscó los límites en lo que se refiere al diseño, al coloreado y al cocido de la cerámica.
El cocido del cántaro, denominado como el más grande del mundo, había sido realizado en un horno construido especialmente para esta ocasión, en la fábrica de tejas y ladrillos de Tommerup.