Aquel 1 de septiembre de 1992 el pabellón de Japón se convertiría en el primero de la Expo’92 que alcanzaba en esas fechas los cuatro millones de visitas a falta de 42 días para la clausura de la Exposición Universal de Sevilla.
Esta cifra millonaria alcanzada por la representación japonesa en la Expo’92 significó en aquella fecha que el 16 por ciento de los más de 25 millones de visitas recibidas en la Expo hasta final de Agosto de 1992, había pasado por este pabellón.
El visitante 4 millones del pabellón de Japón fue recibo por la mascota de la Expo, el pájaro Curro, y por Yoshikazu Yamakawa, subdirector del pabellón japonés, uno de los edificios más exitosos de la Muestra con una media diaria de 30.000 visitas, parámetro que, según sus responsables, fue controlado mediante un sistema automático.
Como todos recordaremos el Pabellón de Japón fue la gran obra maestra del arquitecto Tadao Ando cuya arquitectura constaba de 4 plantas. El visitante ascendía al piso superior cruzando un puente de arco que simbolizaba el tránsito entre la orilla del Japón tradicional a la ribera de la era moderna, al igual que el puente tendido entre Oriente y Occidente.
Desde la planta superior los visitantes descendían a las diversas salas de exposiciones, donde había también un teatro giratorio dividido en 5 secciones con 100 asientos donde se proyectaban audiovisuales sobre la realidad actual de Japón.
En el pabellón se expuso el Japón actual, con su naturaleza, geografía y clima, y Japón de cara a una nueva era. Este pabellón ofreció una amplia muestra cultural y artística que indicaba los cambios en Japón y sus relaciones con Europa desde el siglo XVI.
Destacar en su interior la impresionante muestra de origami (papiroflexia), un teatro giratorio y restaurante, además de una exposición del siglo XVI, época en la que Japón vivió un peculiar Renacimiento y tomó por primera vez contacto con Europa, que consistió en una representación a escala natural del interior del castillo de Azuchi, único elemento que perduró del pabellón después de la Exposición Universal de Sevilla.
La estructura de este peculiar edificio fue construida con madera de Iroko en el exterior procedente del centro de África. Es una madera muy resistente, utilizada para el exterior de los barcos y una madera que no admite pintura. El interior del pabellón fue recubierto por abeto canadiense. Desde el tercer piso la madera tenía también uso estructural.
El techo fue de nervadura de acero recubierto de una superficie de teflón semitransparente, cuyo exterior estaba recubierto por laminados de madera sin clavos, como curiosidad el Pabellón de Japón se convirtió en el edificio de madera más grande del mundo.